Sobre el Colega Del Cid de Vicente Collado

Cuando le faltaba menos de una década para llegar a su siglo de existencia, falleció el Dr. Carlos del Cid la semana que hoy termina y fue despedido por familiares, camaradas, colegas, amigos y clientes el viernes al mediodía en “Los Nichos” del jardín de paz.
Abogado penalista por graduación y laboralista en atención a su práctica profesional más conocida.
Nacido en Chiriquí, ejerció gran parte de su profesión en la ciudad capital. Fue austero en todos los aspectos de la vida que le conocimos, amo la tierra y a los animales con un sentimiento paternal y con ambos compartió el ejercicio profesional. Y no comía carne mas por convicción intelectual que por consejo medico.

La comunidad de Carriazo, en Pacora, donde tuvo finca y ganado por muchos años, dan testimonio de su tributo de alma genuinamente campesina.
No fue adicto a ostentar nada. Pero se dedico a la abogacía con pasión y sin horario.
Y que conozca fue el único abogado que tenia por clientes exclusivos a los trabajadores y sindicatos.
También fue político sin bullicio y empuñó la candidatura presidencial del Partido del Pueblo allá por el año 1984 no tanto porque estuviera convencido, el y el Partido, de que el pueblo iba a demostrar la clarividencia de llevarlos al palacio de las garzas, sino para mantener enarbolada la bandera de la ideología para prueba irrefutable de que no había sido arriada pese a la embestida de toda clase contra sus dirigentes ni por la campaña feroz de desprestigio sobre las proclamas del marxismo leninismo.

El Dr del Cid no tuvo talante para andar tranzando al son de las circunstancias. No fue tozudo pero defendió sus causas (políticas o laborales)sin concesiones inútiles ni renuncia a principio alguno. En la mesa de una negociación colectiva o en una audiencia, fue el maestro que no pudo ni quiso disimular jamás. Y sus alegatos escritos transmitían su tesis sin recurrir a frases de autores para darse un aire altisonante ni con artificios idiomáticos que suelen empañar y confundir la hipótesis que se quiere probar.
Algunas de los aspectos que digo no son de referencia. A finales de los 70 el Dr del Cid me abrió su oficina de vía España sin precio ni condición alguna justo cuando me acababan de desemplear en el ministerio de trabajo por decisión política del ministro en turno. Su oficina la compartía con otro chiricano, el lic. Fidel Murgas, quien, lastimosamente, se.le adelanto partiendo hace ya varios años.

Pienso que el Dr del Cid no se fue en paz. Pero no porque debía algo o porque dejara pendiente un perdón que debía ofrecer. No se fue en paz ni podía irse en paz. El papa Francisco ha dicho que los trabajadores no tendrán nunca paz mientras no disfruten de un salario justo y un trabajo decente. El Dr Carlos del Cid compitió por ambas cosas pero esas condiciones, por desventura, no se cumplieron para la fecha en que le llego su partida definitiva.
Pero para los que sobrevivimos nos queda seguir la gestión de este digno personaje de la abogacía en la búsqueda de esa paz para los obreros y cuando se logre, entonces y solo entonces descansara en paz el Dr. Carlos del Cid.

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  1. primmero unirme al dolor que embarga a la clase obrera, hemos perdido un defensor de nuestra clase.
    Sugiero a la administración de este periodico digital verificar el autor de este articulo, me parece que es Lic. victor collado.