COMUNICADO “Invadir, masacrar y destruir países, es lo que identifica a los Estados Unidos de Norteamérica.”

En Libia, en Afganistán, en la zona balcánica, en la agredida Siria, en el Líbano, en Yemen, Vietnam República Dominicana, Granada, Palestina, Panamá, en otros lugares en todos ellos sus presidentes, Secretarios de Estado, del Consejo de Seguridad Nacional y de Defensa de los Estados Unidos en lo fundamental han aprobado y ejecutado las intervenciones militares en las cuales jamás se ha concebido enjuiciarlo por sus crímenes de lesa humanidad.

Los Estados Unidos de Norteamérica es el principal patrocinador e impulsador de guerras para ello cuenta con su complejo industrial militar que produce armar; que luego la venden a otros países donde los mismos que fraguan los conflictos bélicos entre países para que la maquinaria de guerra se mueva como gran negocio.

Los Estados Unidos de Norteamérica fomentan y financian golpes de estado, regímenes sustentadores de la guerra sucia y de la conspiración contra el avance político promueven crisis a lo interno para cambiar gobiernos dándole el apoyo a sus socios que le avalan sus políticas “democráticas”,  y estrangulan a quienes no la comulgan y abandonan aquellos serviles cuando estos no le favoreces a sus intereses de seguridad nacional.

El orden vigente no persigue a los genocidas porque el gran capital se multiplica a través del saqueo contra los pueblos utilizando todo tipo de armas de dominio y son los pueblos los verdaderos y auténticos dueños de la riqueza nacional. 

Ha sido en ese  contexto en que se ejecutó la invasión el 20 de diciembre de 1989, hace treinta y cuatro años autorizada por el presidente George Herbert Walker Bush, acción militar del Ejército de los Estados Unidos llevada a cabo entre el 20 de diciembre de 1989  al  31 de enero de 1990, con la participación de 26,000 soldados de unidades élites cometiendo  genocidio, masacre y destrucción a un país pequeño  que lo llevaron a un proceso de desestabilización desde la década de los años ochenta con el objetivo de cambiar el rumbo y la orientación política que llevaba el país, a raíz del asesinato del General Omar Torrijos en el año 1981.

 Les valió tres pepinos a los gobernantes Estadounidense y sus condiscípulos criollos traidores y entregados con los principios de no intervención de la Organización de Estados Americanos (OEA),  de la Organización de las Naciones Unidas (ONU); tratados ya convertidos en letra muerta con el uso del poder mediático para crear sentido común en el sentido de que para salvar la civilización hay que apartar o eliminar a ciertos sectores grupos que no comulgan con su doctrina Monroe.  

El Pueblo panameño resistió ante la ofensiva militar hombre y mujeres empuñaron el fusil  para defender su patria con el  grito contra la injusticia, en gesto de digna rebeldía contra un poder que siembra guerra mientras habla de paz pero que  bombardea y mata a inocentes, no le importa si son niños, mujeres, ancianos, sitios de refugios, elimina seres humanos a quienes luego cuenta como daños colaterales cometiendo asesinatos colectivos y selectivos, donde sus medios mediáticos lo enfocan como de  escandalosos y le  son presentados como necesarios.

Héroes y mártires del 20 de diciembre de 1989, viven en el profundo corazón de nuestra patria, ya el pueblo ha logrado un significativo paso de que el Estado haya declarado oficialmente el 20 como Día de Duelo Nacional, pero la lucha continua, porque aún falta hacer justicia para aquellos vende patria que pasaron pedir la infausta invasión militar.

¡ Prohibido olvidar ¡

¡ un solo territorio una sola bandeara ¡

Panamá, ¡ viva la unidad en la diversidad ¡

Panamá, 20 de diciembre de 2023.

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