Recordando a Damián “Ñan” Castillo

El 3 de septiembre de 2016, la Asociación de Empleados de la Contraloría General de la República (AECG) le rindió un sentido Homenaje a quien fue Contralor General de la República en la década del 70 y principios de los 80; Damián Castillo Durán.

Ñan era un hombre honesto, pudo acomodarse y no lo hizo. Pesaba más en él lo moral, lo patriótico y lo torrijista. Me heredó mucha información sobre la Caja del Seguro Social que era su pasión y de la cual fue su subdirector. También me legó información valiosa, de bribonadas de quienes se vistieron de torrijistas, sólo para asaltar el erario público y para desviar el proyecto original de Omar.

En la Contraloría resistió a quienes querían que avalara con su firma, contratos leoninos, que afectaban el patrimonio de todos. Su celo por cuidar los bienes de todos y su forma abierta y franca, permitía que la puerta de su oficina estuviera literalmente abierta a todos.

Así como Ñan, hoy guardamos la memoria de muchos torrijistas íntegros como Ascanio Villaláz Paz, Antonio Yépez De León, Rómulo Escobar Bethancourt, Aurelio Andrión Alabarca, Gerardo González Vernaza, Manuel Balbino Moreno, Ricardo Monterrey, Luis Anderson, Edwin Fábrega, Mario Panther, Roberto Gómez, Reyna Torres de Araúz, Gladys De La Lastra y muchos otros, que contribuyeron con su esfuerzo a mejorar la calidad de vida y a hacer de la política y del PRD, un instrumento útil y decente para afectar positivamente y construir una sociedad más justa.

Ñán creía en el concepto del Control Popular del Gasto Público. Es decir no sólo acceso a información pública, sino el uso de esa información para la toma colectiva de decisiones que nos afectan a todos.

Esa es una concepción revolucionaria y torrijista de la administración pública y que la diferencia ampliamente de la administración privatista donde como alquimios, se pretende manejar y operar con la información pública en secreto para encubrir y ocultar lo que es un derecho inalienable, respecto al patrimonio nacional de todos.

Un pueblo bien informado y bien formado, difícilmente puede ser manipulado hasta desvirtuarle sus derechos irrenunciables a la libertad y dignidad.

Estamos obligados a levantar las banderas del decoro, dignidad, decencia y rescatar al PRD de los facinerosos que lo han secuestrado y lo han aturdido para que no asista como actor fundamental en el rescate de la república y sus agonizantes y moribundas instituciones.

Con la ayuda de Dios, levantaremos esa fuerza, que hoy postrada, está llamada a dignificar a la sociedad panameña y hacerla fuerte para que no pierda lo que con tanto esfuerzo, las pasadas generaciones nos legaron con honor.

*Frente al clientelismo y la chequera, ¡Dignidad es nuestra Bandera!*

¡Así de sencilla es la cosa!

*José Dídimo Escobar Samaniego*

Cédula: 7-84-41

Sábado 3 de septiembre de 2016

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