Abandono del agro: muchos sufren, otros no por Roberto Pinnock

Decir que el agro está abandonado, como se ha dicho en las protestas de los productores agropecuarios en estos días, es lo mismo que decir que en EE.UU. se protege a los productores agropecuarios o que en Panamá la economía ha crecido en la última década y nos hace más ricos (¿o menos pobres?) que antes. Son verdades a medias que a la postre resultan ser
falsedades que ocultan realidades.

En efecto, donde exista el sistema de desigualdad aupado por los grandes banqueros y sus instituciones crediticias (IFI's), habrá abandono de vastos sectores de la población en beneficio de selectos grupos dentro de cada sector económico o actividad. Entre 1995 y 2010, seis de cada diez de las explotaciones agropecuarias de EE.UU. no recibieron nada de los publicitados subsidios a la agricultura. De los pagos recibidos en ese período -$261,9 mil millones- fueron a parar a las empresas agrícolas grandes. Este pago representó una asimetría en la que cada gran empresario agrícola recibió más de 52 veces la suma que un granjero medio recibió (USDA, Economic Research Service). Es decir, la famosa protección a los agricultores norteamericanos para que compitan asimétricamente con nuestros agricultores no es tal. Es pura y llana
protección de los grandes de allá, contra cualquiera de los de acá.

En las protestas que se dieron el pasado jueves 26 desde la cinta costera, fueron insistentes las demandas de que ‘se revisen los tratados de libre comercio', que ‘se suspendan las importaciones en tiempos de cosechas' ‘No más importaciones desleales'. Se plantearon otros problemas realmente sensitivos, pero poco difundidos por los medios comerciales locales e internacionales.

Lo lamentable es, que los de mayor vocería, los que más entronques tienen con los medios de prensa de más cobertura, son los mismos que se han aliado históricamente a esos mismos gobernantes que han destrozado nuestra producción y la han entregado a la voracidad extranjera, desde 1985.

Estos son los grandes productores y particularmente los ganaderos y agroindustriales de gran escala, que se comieron el cuento de que con los TLC's , exportarían grandes volúmenes de su producción a Norte América y Europa.

No es de extrañar, por ejemplo, que los grandes porcinocultores y avicultores-a diferencia de los pequeños no protesten por la eliminación de aranceles para la importación de maíz, que utilizan como insumos alimentarios para sus animales. Con lo que se atenta contra la producción de sus productores de maíz panameño. Por eso, en ese sueño de exportación venido a pesadilla con los TLC's, insisten en revisar estos tratados, no en eliminarlos. Además, se les vende otro sueño de opio: el mercado chino. Lo que no han entendido aún es que en este club para exportar solo se admite la membresía de los grandes, más no de los pequeños productores.

Nuestros campesinos no entran en el horizonte de los TLC's, ni son el interés de los grandes de acá ni de allá. Pero los mayores problemas se dan en este gran segmento de población, que se ven desplazados de su actividad por incosteable y obligados a migrar hacia las urbes, donde los servicios públicos no están preparados para su sistemática incursión, dando como resultado los desatinos en la dotación de agua potable, luz eléctrica, saneamiento, salud, educación y demás.

Los campesinos y pequeños productores del agro panameño son tratados como una clase social buena solo para convertirse en asalariada o buena para entregar su producción a los productores más grandes a precios que no recuperan sus costos. O peor, se les cercena su acceso a la tierra cuando ya han hecho méritos como poseedores de la misma, como ocurre con parte de
los productores que sufren la injusticia del contrato con la nación de la empresa transnacional (aquí usando el nombre de BANAPIÑA) para explotar de manera leonina, suelo de las antiguas bananeras de Barú, dejando sin su recurso principal a los que habían mantenido produciendo esas tierras abandonadas por otra transnacional y el propio estado.

Dejar de importar en tiempos de cosecha, mejorar tecnológicamente a los productores, sí es bueno, pero no resuelve el problema de los pequeños agricultores, que son muchos más en el sector agropecuario. Mientras estén las clases rentistas en el poder del Estado, menos se podrán esperar medidas que resuelvan las necesidades de los productores del campo, no solo de los grandes.

SOCIÓLOGO Y DOCENTE UNIVERSITARIO

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