Torrijos – Carter: Una historia casi de fantasía

«El que se dedica a redimir injusticias sociales
tiene que pensarlo muy bien.
Tiene que convencerse de que
no va a morir de viejo en una cama.
El General Torrijos sabe que va a morir violentamente,
porque violenta es su vida, señores.
Yo sé, y eso está previsto, y eso no me preocupa…
Lo que me interesa es que el día que eso pase
recojan la bandera, le den un beso y sigan adelante.»

General Omar Torrijos Herrera.

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Los E.E.U.U cruzaron el océano y demolieron un país mucho más grande que Panamá, Yugoslavia; luego hicieron lo mismo en el Medio Oriente y África. ¿Cómo fue posible que nosotros pudiéramos lograr pacíficamente que nos devolvieran la infraestructura del punto más estratégico del hemisferio y de los 3 pasos más importantes del mundo?
De las entrañas de la miseria, surgieron los espíritus de Urraca, Quibian, Bayano, Antequera y Castro, Mompox, Espinar, Herrera, Victoriano (primer guerrillero de América), poseyendo a nuestras juventudes de distintas generaciones las que convocaron, protestaron, sumaron, estudiaron insaciablemente las teorías de las revoluciones y en diferentes gestas gloriosas plantaron banderas en la consciencia del pueblo; cuyo desenlace determinante fue el 9 de enero de 1964. En dicha fecha la explosión fue general; en la ciudad de Panamá y Colón se destruyeron las empresas gringas; si encontrasen un ciudadano de ese país lo hubieran linchado; como casi ocurre con un fulo que apareció en el chorrillo y que gracias a Dios, alguien reconoció que era panameño.
El epilogo de esta acumulación generacional fue la Revolución Torrijista (1968) en su inicio alentada y patrocinada por los propios norteamericanos (siendo Torrijos uno de sus estudiantes más avanzados de la Escuela de las Américas) pero que rápidamente su dirigencia cambió el rumbo. Expropió fincas y empresas, entre ellas la mitad de los Medios de Comunicación y los casinos; cerró la Universidad y el Parlamento; prohibió las fiestas públicas después de las 12, ilegalizó los partidos políticos, exilió dirigentes de facto, derogó la Constitución y gobernó por decreto. Y entre un universo de medidas populares, se rescató a nuestros héroes como Victoriano Lorenzo, José D. Espinar y nuestra cultura popular.
Luego, negoció con las fuerzas populares (igualmente perseguidas) y promovió un nuevo orden constitucional de libertades, democracia y bienestar social inclusivo; cuyo epílogo fue la firma de los Tratados Torrijos-Carter el 7 de septiembre de 1977. Éste mes se cumplen 38 años de aquella histórica fecha cuyas excepcionales negociaciones se realizaron en medio de una estrategia de neutralidad internacional donde participaran todos los países (incluyendo los contrapuestos sistemas socio económicos) cuyos lasos no fue posible romper ni aun con la despiadada invasión el 20 de diciembre de 1989 (que fue su propósito).
Tratados que han garantizado el envidiable desarrollo que goza nuestro país y principalmente para los que NO lucharon por ellos (hoy expresan a gritos ser los que propician el desarrollo del istmo).
En medio de esas negociaciones con Estados Unidos de Norteamérica, el Proceso Revolucionario Octubrino confrontó duros reveses y presiones que pudo sortear con astucia; pienso que por lo delicado que es una situación de inestabilidad extrema en la única vía de tránsito entre los dos océanos; habiendo demostrado el 9 de enero y en gestas anteriores que este pueblo era capaz de confrontar en las circunstancias más extremas, lo que hacían indefendible la vía marítima. Y principalmente porque en todo momento el líder de esta revolución, Omar Torrijos Herrera, estuvo matrimoniado con el pueblo, como él mismo decía; en el que por primera vez en la historia de este país se les da oportunidad a los negros, indios, cholos, mestizos, en fin un gobierno inclusivo. La dirigencia de la revolución demostró astucia, astucia y más astucia como diría Danton en 1792, demostrando ser los mejores.
La situación internacional también favoreció el que el gobierno revolucionario de la meritocracia pudiera demostrar que neurona a neurona éramos mejores que los gringos(no es posible triunfar en un objetivo si no se es el mejor) y derrotar las fuerzasembrutecidas del guerrerismo. La derrota del Imperio por el pueblo de Ho Chi Minh y Bo Nguyen Giap (su estratega militar) y los escándalos de Watergate en la capital Norteamericana que obligan a la renuncia del Presidente Nixon, crean las condiciones necesarias para que surja en ese país (que se ha convertido en un peligro para la humanidad) un gobierno realmente decente, sincero y progresista; si mi memoria no me falla, la gestión de Jimmy Carter ha sido la única donde no hubo una invasión para robarles las riquezas a ningún país; muy por el contrario, Omar Torrijos Herrera logra convencerlo que debía quitarle el apoyo al sátrapa de Somoza en Nicaragua. Jimmy Carter demostró y ha demostrado ser un hombre honesto, que vive con temor a Dios; todos los demás presidentes de Estados Unidos de Norteamérica del siglo pasado (XX), de una u otra forma demostraron que tras sus caras de Angeles se esconden los Demonios más perversos.
Nos legaron un país digno y un pueblo orgulloso de sus raíces, preparado para afrontar los nuevos retos que la historia nos impone; aunque la vieja guardia militante se empeñe en negar (en muchos casos no por casualidad) la potencialidad superior de nuestros hijos.
Por que entendamos que hay que trabajar por una justa distribución de la riqueza entre todos los panameños para que prospere la paz social.

Moisés Pinzón Martínez
@moypinzon
www.pinzonmartinez.blogspot.com

P.D.: No lo mando a los medios de comunicación porque no me lo van a publicar.
   José de Antequera y Castro, Fernando de Mompox (nacidos en Panamá) dirigieron la primera insurrección contra la Corona Española en Sur América (1731), la “Revolución de los Comuneros”. No hay evidencia de donde nace Mompox, pero Germán Arciniegas en su novela Los Comuneros lo presenta como panameño; recomiendo la lectura de este autor la novela “Los Perros hambrientos”. Quisiera acotar que al Ejercito Libertador de Bolivar, fueron más de 1500 voluntarios panameños; si observamos que en todo el país podrían haber no más de 100,000 habitantes, indica una considerable cantidad de milicianos. Panamá es un país de héroes y de gestas heroicas, por mucho que la reacción quisiera convencernos de lo contrario.

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