Por: Lorenzo Bayano
Debo comenzar a compartir mis reflexiones en el camino de construir un balance colectivo de las recién pasadas elecciones generales de nuestro país haciendo una descripción del contexto político histórico en que las mismas se desarrollaron.
Lo hago para que nadie olvide que las mismas no son un fin en sí mismas, sino que constituyen un medio en que se dirimen en algún nivel la conducción de la sociedad y las ideas que pasaran a ser hegemónicas o predominantes en la misma, por lo que no se trata solo de contar los votos que obtuvo o no obtuvo tal o cual fuerza política. El balance nos debe permitir entender esto como se comportaran o deberemos comportarnos con el equilibrio de fuerzas resultantes de este ejercicio político.
Dicho lo anterior vale la pena hacer un pequeño repaso de algunos eventos previos a este 2014 y más específicamente al quinquenio anterior en el que se puso en evidencia el agotamiento del modelo político impuesto por los estados unidos después de su cruel invasión de diciembre del 89. Se construyó una democracia representativa a imagen y semejanza de la potencia invasora El bipartidismo administrativo. Se trataba de un modelo en que ambos partidos dominantes en este caso El Panameñismo y el PRD se turnaban en el poder solo para ejecutar las medidas económicas y sociales de corte neo liberal impuestas desde los organismos financieros internacionales, todo ello sin mayor variación más que en su capacidad de dosificar las mismas.
Con el espantoso gobierno de la señora Moscoso (1999-2004) el brazo derecho del modelo El partido arnulfista (panameñista) queda seriamente fracturado y sin capacidad de regeneración inmediata para continuar la tradición del modelo en lo referente a la alternabilidad sucesiva, el partido arnulfista dejo de ser la fuerza aglutinadora del bloque histórico de las fuerzas oligárquicas tradicionales.
En cuanto al supuesto brazo izquierdo del modelo (el PRD) luego de hacer un gobierno eficiente en la administración de las tareas encomendadas, sus base y su electorado entendieron que la distancia entre ellos y la dirección de este colectivo se había vuelto abismal, en pocas palabras las mismas sintieron (sin entenderlo a cabalidad) que esa gestión resultó ser una traición vil a sus más genuinos intereses.
Es así como durante este quinquenio 04 al 09 las fuerzas sociales vivieron en permanente confrontación, con el gobierno de Martin Torrijos (que tuvo mucho del Tin Martin y poco de Torrijos) en procura de demandas básicas no resueltas por el supuesto exitoso gobierno de la patria nueva y mucho menos por el modelo después de 20 años de vigencia.
Es de esta manera como en medio de esta crisis política del modelo de dominación neocolonial, la representante de los dueños del circo, la embajadora de los estados unidos se fragua una alianza supuestamente fuerte de la extrema derecha encabezada por el advenedizo baila la vara del CD.
Recordemos que el deseo de todo grupo o facción política, es el de gobernar con estabilidad es decir sin mayores sobresalto o situaciones traumáticas que los distraigan de la ejecución de sus proyectos o verdaderos intereses de clase y en política la estabilidad nace de la idea generalizada entre los gobernados (los de abajo) de que quien gobierna no solo lo hace con apego a la norma sino porque se lo merece, pues representar a la voluntad de la mayoría, a eso es lo que más o menos llamamos legitimidad.
El resultado de aquella elección del 2009 fue claro más del 62% del electorado le dio un claro y contundente mandato a esa fórmula nacida el 20 de enero del 2009 en la embajada de los estados unido, con la bendición del gobierno de esa potencia colonial. Entre sus tareas generales estaba la de restablecer la confianza de la población en el modelo, que se sentía hastiada de 20 años de jueguitos electorales que muy poco representaba para sus necesidades básicas, tales como agua potable, salud igual para todos, educación de calidad y comida barata. El modelo construye cosas bonitas y rimbombantes a costa de sacrificar a una buena parte de la sociedad y ya no solo del interior sino en la misma periferia de los grandes centros urbanos. De aquí surge mi primera pregunta ¿Después de cinco largos años podemos decir que la población en general renovó la confianza en el modelo?
Invito a las compañeras y compañeros a tratar de medir objetivamente si sus familiares, amigos, vecinos, o compañeros de trabajo hoy confían lo mismo o más que en el 2009 en la partidocracia panameña.
