Mariano Arosemena: el periodista y político

Rommel Escarreola Palacios
redaccion@elsiglo.com.pa

II Parte

El artículo anterior hice referencia a las labores e inquietudes periodísticas de Mariano Arosemena y en incógnita repuesta renuncia a Los Amigos del País, y pasó a colaborar con el diario La Libertad. Lo observamos en 1844 escribiendo en El Movimiento diario sucesor de La Cartilla Popular. Olvida los resentimientos que había tenido con los editores y se incorpora al cuerpo de fundadores. Imprevistamente renuncia a la Cartilla Popular y funda El Proemio.

Me sorprende algunas apreciaciones que sin fundamentos fuertes hace Arosemena en la siguiente explicación: ‘señalaba una serie deficiencias resultado de la indiferencia de los moradores. Parecía insinuar la apatía del elemento panameño, que no interviene en la solución de sus problemas más apremiantes, como lo era el caso económico debido a la falta de comunicación interoceánica proyecto que siempre defendió. (p. XXXI) Me suena este argumento a un regaño o, al impulso poco sincero. Primero los gobernantes españoles y nacionales movían sus hilos políticos y marginaban al pueblo de la toma de decisiones en bienestar de la sociedad. Solo había que buscar en la cronología de los puestos públicos quienes ocupaban las decisiones. Culpar al pueblo es eludir su responsabilidad social y política.

Adicional es supremamente conocido que el vaivén mercantil desde la colonia lo apreciamos en el ejemplo en las ferias de Portobelo realizadas desde 1606 hasta 1739. Centro de intercambio de mercancías y manufactura europea. Con el objetivo de ser vendidas en las colonias y el traslado del oro y la plata robada por los españoles de nuestras tierras. Porque está la postre no existe documento o contrato entre los indígenas y los españoles que verifique ese intercambio comercial entre indígenas y españoles.

Es claro que Panamá mantuvo su desarrollo mientras las ferias subsistieron y al terminar fue obvio el colapso económico. Las ferias que algunas duraron cuarenta (40) días y otras quizás pasaron los veinte millones. Era la corona española y los comerciantes responsables de realizar las ferias y viajes, y no el arrabal de Santa Ana. Es injusta esta acusación que la considero infundada. Imposibilitados los panameños de conseguir víveres lo que impidió una creación de una disciplinada fuerza colonizadora dirigida por el sector económico de Mariano Arosemena.

En torno a su actividad periodística sabemos que Mariano Arosemena continuó escribiendo en la Miscelánea Libre e Independiente del Istmo. Es probable que se su primer número se editarse los domingos el 17 de enero de 1822. Es cierto que los periodistas recibieron las reprimendas de las autoridades pero jamás el diario fue clausurado. Así, lo asegura Rodrigo Miro. Lo contrario lo planteo Rodolfo Aguilera quien prenda la hoguera de la clausura y persecución del diario. Apreciación que fue repetida por los primeros historiadores Sosa y Arce. Incluso se refiere a ‘castigos muy severos.’ Los periodistas aprendieron complacer en el reguejo político como ‘pacifistas constitucionalistas’. (p. 14)

En su escrito sobresale su concepción periodística que se enfrenta a los desafueros de Fábrega y Calvo, era necesario una especie de revolución si derramamiento de sangre. Lo que suponía que solo había que recambiar las figuras. Escribe Arosemena en el diario La Unión, esta vez en conjunto con José de Obaldía. Nuestro periodismo del decimonono fue según mi opinión expresión de la realidad acomodado a los intereses del dueño del medio. Su variedad de escrito periodísticos fue indiscutible en rápida revisión mencionamos El Céfico, curioso y en extremo elocuente por su labor cultural. En lo personal considero este diario surgido en tierra árida nuestro primer periódico literario. Entre ellos, también escribió en la Sociedad Literaria de 1856. Entre la Extensa lista encontramos el Reformador (1853), El Vigía del Istmo de temprana aparición en 1834.

Cuál sería la posición social de Mariano Arosemena y en qué sentido lo expreso. En convertir a Panamá en un emporio comercial, sujeto al exclusivo usufructo de la zona de transito. En el contexto de sus apreciaciones políticas fue del núcleo liberal. Pero jamás dejo de mostrar sus títulos nobiliarios a sus camaradas liberales quizás para impresionarlos, y utilizarlos en forma de piezas de museo con buen sentido de orgullo impresionista, con el fin de no olvidar su descendencia peninsular y su encumbrado pasado colonial-peninsular.

El político y el periodista que actuó en el proceso independentista de 1821, dejo varias obras entre ellas: Los Apuntamientos Históricos fiel calco de su actividades políticas, sociales y cívicas que sería imposible dejar de tratar con mirada del presente, en la siguiente edición.

‘Primero los gobernantes españoles y nacionales movían sus hilos políticos y marginaban al pueblo de la toma de decisiones en bienestar de la sociedad. Solo había que buscar en la cronología de los puestos públicos quienes ocupaban las decisiones’.

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