Aumento del salario mínimo, debe ser superior al cuarenta por ciento (40%)

Por Olmedo Beluche
Mientras el país boga en un gran crecimiento económico que promedia el 7% anual, duplicando el Producto Interno Bruto en la última década, Panamá se ha vuelto  un país cada vez más desigual e inequitativo, donde el sector empresarial se hace cada vez más rico  y  la clase trabajadora  más pobre.
En Panamá, el 10% de la población de mayores ingresos recibe 40 veces más ganancias que el 10%  de los que menos tienen. En la última década la parte que le corresponde a los/as asalariados/as panameños/as en el conjunto de la riqueza nacional, medida en el Producto Interno Bruto (PIB), ha decrecido un 8% y, por el contrario, la parte de los beneficios empresariales se incrementó un 9.3%. Es decir, los patrones transfirieron a sus arcas un buen porcentaje de los salarios de sus empleados/as (Juan Jované, Seguridad y Soberanía Alimentaria, No. 24 abril-mayo 2011).
De acuerdo al propio Ministerio de Economía y Finanzas, el costo de la Canasta Básica Alimenticia (CBA), en marzo de 2011, alcanzaba los B/. 288.34. Comparada la CBA con los precios de marzo de 2010 tenemos que se produjo un incremento relativo del 6% de los precios de los alimentos, que significan en números absolutos B/. 16.04 adicionales, sólo en comida.
El drama de la pérdida de poder adquisitivo de los salarios queda mejor graficada cuando comparamos los precios actuales con el costo de la CBA en el año 2003, que era de B/. 189.26. O sea, hoy estamos pagando B/. 99.08 más cara la canasta alimenticia que hace 8 años. Dicho en términos relativos, la capacidad de  nuestros salarios para adquirir la CBA se deterioró en un 52.35%.
Si tomamos en cuenta el ajuste al salario mínimo decretado por el actual gobierno, en 2009, el cual promedió en la Región 1 (la mejor pagada), o área urbana,  un incremento del 19.3%, tenemos que ese aumento fue insuficiente en 33.05% respecto al aumento de CBA desde 2003  (52.35%).
En la Región 2, o área rural, los salarios mínimos legales son establecidos por debajo de los de la Región 1, sobre el supuesto falso de que el costo de los alimentos en el interior es más bajo. La realidad es que hay estudios que  han demostrado que el costo de la CBA en algunas provincias es superior al área metropolitana. Entre otros factores, esta situación  es producto de que Panamá ha sido contagiada de un proceso acelerado de urbanización.
En este contexto, es recomendable que el movimiento sindical panameño se proponga  la modificación de la Ley de Salario Mínimo para que el país no sea subdividido en regiones diferentes. Otro aspecto injusto de dicha ley es la segmentación de la clase trabajadora en categorías ocupacionales con salarios mínimos distintos para cada una, como si los asalariados de las categorías inferiores tuvieran que pagar precios de la Canasta Básica más bajos  que los de las categorías superiores. Una ley de salario mínimo justa sólo debiera contener dos categorías: pequeña y mediana empresa (PYMES) y Gran Industria, pero en  la categoría más baja, el salario  nunca debe ser inferior al promedio del  costo de la CBA.
Incluso el supuesto promedio de 19% de aumento del salario mínimo, de 2009, es engañoso, porque hubo incrementos de hasta 30% en algunos sectores muy específicos, pero el rango de aumento del salario mínimo de la mayoría de los sectores laborales osciló por el 10% al 15 %. Es decir, la inmensa mayoría de los asalariados recibió aumentos del salario mínimo inferior al 19%.
Si tomamos como base el aumento del 19%, del año 2009, que fue insuficiente para compensar el aumento de los precios entre 2003 y 2009, tenemos que

el mismo se ha vuelto a deteriorar significativamente. La inflación (Índice de Precios al Consumidor) se incrementó 2.4% en 2009, 3.5% en 2010 y 3.9% en lo que va de 2011, para un total de inflación acumulada en dos años de gobierno Martinelli del 9.8%. En otras palabras, todos los asalariados que tuvieron aumentos de salario mínimo del 10%, o menos, ya han visto anulado dicho incremento, y el resto lo ha visto reducirse a la mitad.

En resumidas cuentas, para compensar el aumento de la canasta alimenticia, desde 2003 a la de 2011, se requeriría un aumento del salario mínimo superior al 40%, por lo menos.
Pero los asalariados no sólo tienen que comprar alimentos, también   tienen que suplir el resto de las necesidades básicas (vivienda,  salud,  educación, transporte, ropa, recreación, etc.), o Canasta Básica General (CBG), gastos que también han subido considerablemente. Por ello, es oportuna la propuesta del sector sindical que está exigiendo subir el salario mínimo a B/.700.00 mensuales, ya que sobre los/as trabajadores/as   recae el peso del sustento principal  de sus familias, agobiadas por el desempleo y el subempleo en los hogares más pobres.
Además se requiere exigir que los empleados públicos, los jubilados de la Caja de Seguro Social y todas las categorías laborales con ingresos inferiores sean equiparados, por lo menos, al costo de la Canasta Básica de Alimentos, que mínimamente está en los  B/. 288.34.  Ninguna categoría ocupacional, ni región del país debe tener salarios mínimos inferiores al costo de la CBA.
En el fondo, el verdadero problema  que se percibe es  que en Panamá los empleadores  pagan  la fuerza de trabajo por debajo de su real costo de producción, que se evidencia en el costo de  la canasta básica, con lo cual someten a la clase trabajadora a una superexplotación.
El aumento del salario mínimo sólo beneficia a cerca de 250 mil asalariados de una fuerza laboral que supera el millón de trabajadores, de los cuales no todos se ven beneficiados con indexaciones periódicas de las convenciones colectivas,  al igual que muchos funcionarios públicos. Por eso, es legítimo exigir un AUMENTO GENERAL DE SALARIOS.
Otro problema presente es que un aumento del salario mínimo y un aumento general de salarios todavía no resolvería el problema del 40% de la fuerza laboral panameña que vive de la economía “informal”, cuyos ingresos no son regulados por ninguna ley, pero que sufren como todos el aumento incontrolado de los precios. Por eso, la única medida que puede ayudar a los “informales”,  “cuentapropistas”, subempleados y desempleados, a la vez que evite que los comerciantes pulvericen cualquier aumento salarial, como ha sucedido de 2009 a la fecha, es la CONGELACIÓN DE LA CANASTA BÁSICA ALIMENTICIA Y LA ELIMINACIÓN DEL IMPUESTO AL COMBUSTIBLE.
En resumidas cuentas, los voceros sindicales en la Mesa de Negociación de Salario Mínimo deben considerar, al menos,   tres demandas que están relacionadas:

1. Aumento del salario mínimo legal (cuyo rango inferior debe ser el costo actual de la canasta alimenticia), 2. El aumento general de salarios y 3. La necesaria congelación de precios de los alimentos.

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