LUCHA EN LAS CALLES CONTRA LOS PROCESO Y MEDIDAS NEOLIBERALES
El 9 de Diciembre 1998, se ordena la irrupción violenta en la Universidad de Panamá y en el Instituto Nacional.
El operativo lo realizaron varias secciones especializadas de la Policía Nacional, por órdenes del entonces Gobernador de la Provincia de Panamá Eduardo Herrera, el apoyo del gobierno (torrijista) de Ernesto Pérez Balladares y su Asamblea Nacional Legislativas, con su bancada del PRD, liberales y otros partidos políticos.
El motivo de la acción se registró por el desafío
y resistencia de los sectores populares, en rechazo a la corporatización o privatización del Instituto de Acueducto y Alcantarillados Nacionales (IDAAN), la implementación de los días puente (cambios de fechas históricas) y el beneficio de indultos a funcionarios del pasado régimen militar dictatorial y ex miembros de la Fuerzas de Defensa, decisión que fue repudiada por la mayoría de los ciudadanos panameños.
El gobierno del entonces presidente Pérez Balladares, decidió utilizar la fuerza para reprimir a la población, tomando por asalto, utilizando helicópteros y toda la fuerza policial disponible, en el Instituto Nacional y en la primera casa de estudios superiores.
Esa mañana a pesar de suspenderse las clases en las escuelas secundarias, más de un centenar de institutores se concentraron dentro del “Nido de Águilas”, se organizaron y levantaron barricadas, en las calles aledañas, en resistencia al gobierno y sus imposiciones.
Paralelamente en la Universidad de Panamá se organizó también una protesta de condena y rechazo, utilizando barreras encendidas en la vía Transístmica, en la ciudad capital.
LA ADVIERTENCIA DE FUERZA BRUTA
Ya se conocía el fuerte rumor de que sería intervenida y violentada la autonomía universitaria.
Las autoridades del centro de estudios universitario dictó la orden de desalojo a funcionarios y estudiantes, cuando inoportunamente entraron salvajemente las tropas anti motines, por todas las entradas, utilizando sus armas de fuego y hasta sus vehículos para derribar algunas puertas.
Su entrada a puta de disparos dejó barios estudiantes con graves golpes e impactados de perdigones y balas de goma disparadas a quemarropa.
Las fuerzas represivas llegaron hasta la rectorías, en la “Colina”, creando gran confusión, y condena, mientras eran allanadas distintas facultades buscando a los dirigentes estudiantiles.
Sin embargo en el Instituto Nacional ocurría algo similar, un helicóptero disparaba gases lacrimógenos, los escuadrones antimotines ingresaron por todas las entradas y lugares por donde pudieran; disparaban a mansalva, y al igual sus vehículos rompían puertas metálicas para poder entrar y someter al los aguiluchos atrincherados dentro del colegio.
Al final de ese oscuro episodio histórico, dejó decenas de estudiantes detenidos y heridos, además las protestas se extendieron en las calles de los barrios de Santa Ana, Calidonia, el Chorrillo y puntos importantes en el interior del país.
La presión fue tan fuerte que los gobernantes hecharon para atras las pretendidas reformas y medidas contra contra la nación.
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