Las angustias del Dr. Martiz: ¿ignorancia o ardid privatizador de la CSS?

Roberto Antonio Pinnock Rodríguez

‘Las medidas para resolver esta distorsión no dependen de decisiones políticas fuera de la CSS, pero ¿por qué no se aplican?'

En esta semana fueron virales, en distintos medios, las declaraciones del director de la Caja de Seguro Social, CSS, en un medio televisivo, donde hizo afirmaciones sobre su visión de los problemas que atraviesa esa entidad.

Desde nuestra perspectiva, algunas de estas afirmaciones, son verdades conocidas, otras, reveladoras de ignorancia o bien, atizadoras de suspicacia por el tipo de solución sugerida. Verdades conocidas, el hecho de que hay decisiones que están por encima de la competencia de la dirección o gestión institucional de la Caja, de modo que para resolverlo se requiere de la
injerencia de dominios eminentemente políticos.

El caso de crear una nueva entidad para la compra de medicamentos así lo sugiere. Igualmente, hacer inversiones en
actividades de segura rentabilidad, supone una decisión política avalada por el Ejecutivo y el Legislativo, lo que
hoy por hoy sería quimérico pensar en ello, dada la composición de clases sociales que tienen señorío en estos órganos, mismos que jamás le darán paso, porque significaría —según ellos— una ‘competencia desleal' a la inversión privada.

En lo concerniente a los servicios médicos, específicamente el asunto del abastecimiento de medicamentos, donde propuso la emergencia de una entidad que unificara las compras de productos farmacéuticos de la CSS y el Minsa, tiene tras de sí una verdad que se ha escamoteado desde 1990, tal es, la necesidad no de unificar una parte del sistema de salud, sino de unificar
en una sola entidad todo el sistema de salud pública del que la CSS es parte insustituible.

En efecto, entre 126 y 200 millones de dólares por año se está gastando de más por cuanto el sistema de salud no tiene a estas entidades —CSS y Minsa— plenamente integradas en un solo ente público. Pero esta es una decisión política que el actual director no se atreve a impulsar, lo que viene a ser un indicativo sobre el interés de clase al que responde su gestión,
consciente o inconscientemente.

El argumento que en materia de servicios médicos destapó algunas pasiones en la opinión pública, empero, fue el que se refirió a que las camas hospitalarias de la institución que dirige resultan más costosas que las del sector privado. Aquí, o ya tiene la decisión tomada para entregarle a los mercaderes de la salud los servicios hospitalarios de la Caja, siendo este
argumento una excusa para ponerlo en ejecución o sus dotes para gestionar una entidad pública de salud como la CSS estaría en entredicho.

Es decir, en toda gestión inteligente jamás se formula un proyecto nuevo, en este caso entregar a otra entidad la oferta de los propios servicios, si antes no ha agotado las medidas que corrigen las deficiencias o ineficiencias propias. Esto evitaría costos diferenciales innecesarios. Digámoslo de esta manera, si se ha detectado que los costos de los propios servicios hospitalarios que se ofrecen a la población asegurada resultan más costosos que los ofrecidos por los establecimientos de los grandes mercaderes de la medicina, el siguiente paso debe ser el de explicar objetivamente qué provoca ese mayor costo y no saltar inusitadamente a plantear la entrega de estos servicios a los que no tienen por objeto el ejercicio de la atención de salud como un derecho humano, sino como una mercancía que genera ganancias pecuniarias.

En efecto, los que han gestionado los servicios médicos de la CSS en las últimas dos décadas, pareciera que solo saben a la perfección lo relativo a la práctica clínica, mas poco o nada sobre las cosas fundamentales de toda gestión institucional. Por ejemplo, parecen ignorar que un nosocomio comienza a ser ineficiente —entiéndase más costoso por servicio producido—
al incrementarle un número de camas más allá de unas 500… el principal hospital de esta institución, el Complejo Hospitalario Metropolitano (conocido como la Especializada) tiene más de 900 camas.

Las medidas para resolver esta distorsión no dependen de decisiones políticas fuera de la CSS, pero ¿por qué no se aplican? Una de dos, o es ignorancia de cómo se gestionan eficientemente los servicios de salud, o más bien, se responde al interés de un sector social de mercaderes que necesitan de la ineficiencia de tales servicios para justificar la entrega de los mismos a
través de su privatización, o lo que es lo mismo, su tercerización.
SOCIÓLOGO Y DOCENTE UNIVERSITARIO.

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