Editorial N 20. Es la hora de alzarnos con un proyecto distinto.

El ciudadano Ricardo Martinelli llega a Panamá como un reo común, prófugo de la justicia y luego extraditado para ser sometido a ella por sus presuntos delitos; este señor, a diferencia del ex general Noriega, que fue capturado por las tropas del ejército de los Estados Unidos, encarcelado en ese país y luego extraditado a Francia para después retornar al país, para cumplir las sentencias impuestas por los delitos cometidos.

A cambio, Martinelli huyó del país y ahora trata técnicamente con triquiñuelas jurídicas de sus abogados, evadir la justicia. Sin justificar de lo que se le acusa de los desmanes económicos, que han permitido la fuga de millones de dólares, pretendiendo que el caso se enfoque en problemas de salud, ocultando la corrupción que se promovió en su período.

Este tema en particular tiene muchas aristas que es importante recalcar, por un lado una vez más se pone a prueba el Estado de Derecho, parece que se juzga en base al sonido de la caja registradora y no sobre la base del régimen de las leyes. Por otro lado, el solo hecho de saber que Martinelli por representar la cúspide de la podredumbre de la burguesía panameña, le da el derecho de gozar de las libertades, que pareciera ser privilegios exclusivos de las élites en Panamá.

La crisis de esta clase en el marco de la crisis estructural del sistema capitalista, es integral e irreversible, por tal razón sus ideólogos, tratan de separar a Ricardo Martinelli como si fuera una situación aislada del resto de la clase burguesa panameña. Pero sabemos que es la misma clase burguesa, representada en partidos políticos, en Club Unión, en gremios empresariales, Ong’s, bajo el paragua del poder empresarial del Wall Street, la Reserva Federal que ahora se encuentra en manos privadas y cuyo control lo tiene el poder judío, del Complejo Industrial Militar, los que han degenerado en la trama corrupta con el despojo y las violaciones de los derechos humanos, sociales y económicos del pueblo panameño.

Para la Central Nacional de Trabajadores de Panamá, la clase burguesa panameña no tiene la capacidad de resolver los complejos y graves problemas nacionales, han representado sólo el interés de hacer negocios y alzarse con los recursos del erario público y garantizar a sus generaciones los recursos y todos los activos del país en
detrimento de la gran mayoría de la población panameña, lo que significa que es la clase trabajadora unida con las demás fuerzas sociales, populares, comunitarias cristianas las que debemos alzarnos con un proyecto alternativo sostenible y sustentable en el marco de la diversidad y la pluralidad para que rescate nuestro país y darle un rumbo político, progresistas, patriótico, democrático muy distinto al actual, se trata pues, de Refundar el
Nuevo Estado Nacional.

Panamá, 14 de Junio de 2018

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