Tillerson y la viudez de petróleo por: Comandante Pablo Beltrán ELN

Este jueves primero de febrero, Rex Tillerson, Secretario de Estado de los Estados Unidos, inició una gira de 7 días por México, Argentina, Perú, Colombia y Jamaica. Según el Departamento del Estado, esta visita tiene por objeto “promover un hemisferio seguro, próspero, con seguridad energética y democrático”.

Tillerson ejerció desde 2006 hasta 2016, como Director ejecutivo de la gigantesca empresa petrolera Exxon-Mobil. Lo que indica cómo los archimillonarios pasan de dirigir grandes empresas petroleras a ejercer los más altos cargos estatales en los EEUU. De esta forma, persiguen los mismos intereses, desde cargos aparentemente diferentes.

Otro ejemplo reciente, fue Condoleezza Rice, Secretaria de Estado entre 2005 y 2009, cuando dirigió las guerras por petróleo, libradas por los EEUU en el Medio Oriente y Norte de África (MENA); pero antes perteneció al cuerpo directivo de Chevron-Texaco, otra gigante empresa petrolera.

Hoy como ayer, los magnates petroleros se toman la dirección del Estado en los EEUU, para hacer sus guerras por petróleo. El turno le corresponde a Tillerson y su objetivo militar es Venezuela

La “seguridad energética”

Hasta 1998 y durante un siglo, los EEUU usufructuaron la riqueza petrolera de Venezuela, dejando irrisorias regalías a este país; situación que cambió radicalmente con la llegada al poder del presidente Hugo Chávez, quien colocó términos más favorables para la renta petrolera venezolana. Desde entonces, los EEUU no han dejado de intentar derrocar al Gobierno Bolivariano, sin que hayan podido restituir en el Palacio presidencial en Caracas, a la oligarquía venezolana, su aliada centenaria.

La “seguridad energética” que dicen perseguir los EEUU, consiste en retomar el control de las inmensas riquezas minero-energéticas venezolanas y especialmente, de la empresa estatal petrolera PDVSA, que es el botín de guerra perseguido por las petroleras estadounidenses. Veamos, cuál es el tamaño de esta riqueza [1].

PDVSA es la quinta empresa petrolera mundial, detrás de Aramco (Arabia Saudita), NIOC (Irán), CNPC (China) y Exxon (EEUU). Con base en estadísticas de noviembre de 2017.

Reservas probadas de crudo:

302.250 millones de barriles: Extra pesado: 261.253 millones, pesado 18.217, mediano 9.538, liviano 10.743, otros 2.499 millones de barriles.

Reservas probadas de gas 202.698 millones de pies cúbicos (Mpc).

Producción de crudo y líquidos de gas natural (2016): 2.571.000 barriles diarios (b/d).

Producción de gas natural: 7.926 Mpc

Oleoductos: 3.055 kilómetros.

Yacimientos: 4.310.

Pozos activos: 18.566
Capacidad de refinación en Venezuela: 1.303.000 b/d.

Capacidad de refinación en el exterior (propietaria o socia de refinerías en Estados Unidos y Europa): 1.188.000 b/d.

Exportaciones (2016): 1.818.000 b/d de crudo y 371.000 b/d de productos

Ventas de líquidos al mercado interno: 510.000 b/d.

Fuerza laboral petrolera: 110.648 personas en Venezuela y 4.535 en el exterior.

Ingresos (2016): 48.000 millones de dólares. Costos y gastos: 46.000 millones. Patrimonio: 87.100 millones.
Deuda financiera: 41.000 millones de dólares.

En conclusión, el negocio de Tillerson consiste en que la cuarta empresa petrolera más grande del mundo, se devore la quinta, para convertirse en la primera.

Un “hemisferio seguro” y la alianza Arcomepe

Al iniciar su gira latinoamericana, Tillerson fijó los objetivos de ella y llamó a sus seguidores del Arcomepe (Argentina, Colombia, México, Perú) a alinearse más estrechamente tras los intereses de los EEUU. Esto es lo que significa para el imperio del norte, llegar a tener un “hemisferio seguro”.

El Secretario de Estado declaró que el Gobierno de Venezuela: “Se aferra a un sueño falso y a una visión anticuada para la región. De ninguna manera concuerda con las normas de nuestros socios latinoamericanos… El régimen de Maduro es el verdadero culpable y debe rendir cuentas…Continuaremos poniendo presión al régimen para que regrese a los procesos democráticos que hicieron de Venezuela un gran país en el pasado”. [2]

Traducida esta declaración, significa que el “sueño americano”, es el de moda y el verdadero, o sea el de Macri, Temer, Santos, Peña Nieto y Kuscinsky; y además estos, los asociados de Trump, son lo que poseen la norma verdadera y como tal, se creen en el derecho de imponérsela al pueblo venezolano.

Los gobiernos devotos de Trump en el continente, no sólo los convocan a seguir sus planes, también les encomiendan misiones como retirar sus embajadores de Caracas, votar en contra de Venezuela en la OEA, etc.
La novedad de esta gira de Tillerson, es que según los EEUU, llegó la hora de cobrar cuentas al Gobierno de Venezuela, por medio de nuevos hechos de presión -léase, de guerra-, para esta vez sí -no como en el fallido golpe de 2002-, llevar a Venezuela al pasado… lo que implica meterla en la máquina del tiempo y regresarla, a antes de 1999.

No pasar de tener una guerra, a tener dos

En su obsesivo intento por derrocar al Gobierno de Venezuela, los EEUU han echado mano de todas las armas habidas y por haber; desde la guerra de desinformación, el fomento de la corrupción, la compra de conciencias, el golpe militar, el sabotaje petrolero, el embargo de bienes, la amenaza de expulsión de la OEA, las sanciones, la manipulación de la moneda, el corte de suministro de alimentos y medicinas, 40 días de terror en 2017 y ahora lo que viene…

No es muy difícil entrever lo que sigue en la escalada contra el pueblo de Venezuela. Los EEUU presionan para que distintos gobiernos declaren que allí existe una “crisis humanitaria”, para enseguida llevar esta notificación ante el Consejo de Seguridad de la ONU y exigir que se haga una “intervención humanitaria”, en la que ellos, colocarían la mayoría de las tropas y los recursos.

En su discurso de Texas [3], Tillerson intenta colocar nuevas tareas al Gobierno de Santos, cuando expresó que la migración de población venezolana a Colombia tiene un potencial de desestabilización de este país. Con lo que quiere decir que, como los problemas de Venezuela afectan a Colombia, Santos debería intervenir en el país vecino para resolver la crisis y así esta, deje de impactarlo.

Este escenario al que nos empujan los EEUU, sería caer en “el peor de los mundos”, pues Colombia pasaría de sufrir un conflicto interno, a enfrentar un segundo conflicto, como sería el de una guerra entre dos Estados.

La solución es no dejarnos involucrar en el plan de guerra imperialista, para persistir en lo acordado en la Comunidad de Estados de Latinoamérica y el Caribe (CELAC), de mantenernos como una región de paz.

La solución está en persistir en lograr una solución política del conflicto colombiano y en seguir teniendo a la hermana República Bolivariana de Venezuela como país Garante de esta búsqueda, en vez de estigmatizarla como el enemigo número uno de Colombia.
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[1] Humberto Márquez. “Se desmorona la industria petrolera venezolana”, International Press Service, 14-12-2017.
[2], [3] Declaraciones de Rex Tillerson en Austin Texas, antes de iniciar la gira por América Latina, 01-02-2018.

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