Una coordinación continental de la derecha para desestabilizar a los gobiernos de izquierda, y Luis Alberto Lacalle estuvo allí. Hace pocos días el vicepresidente de la República, Raúl Sendic, dijo que lo que calificó como “una campaña” en su contra es parte de un plan de la derecha latinoamericana y EEUU para desestabilizar a los gobiernos de
izquierda y los procesos populares, lo denominó “Plan Atlanta”.
Como era de esperar la afirmación fue tomada como ridícula por la prensa del poder y por su extensión superficial y manijera, las llamadas redes sociales. Pero resulta que con el correr de las horas se fueron agregando elementos que dan solidez a tal afirmación y que incluso prueban la participación de la derecha uruguaya en tal iniciativa, en concreto, por ahora, la del ex presidente de la República y ex senador blanco, Luis Alberto Lacalle.
La defensa de los ataques y la campaña contra Raúl Sendic importan, de hecho el propio presidente de la República, Tabaré Vázquez salió públicamente a denunciar lo que calificó como “el bullying más grande que haya visto”, pero la confirmación de una reunión en Atlanta, EEUU, en el año 2012, de figuras de la derecha continental que coincidieron
en una estrategia de desgaste de los gobiernos de izquierda y progresistas para recuperar los gobiernos para los partidos conservadores basada en la utilización de los aparatos del Poder Judicial y los medios de comunicación trasciende un hecho puntual.
El martes el diario La República informo que a fines del año 2012 se reunió en Atlanta, EEUU, la Misión Presidencial Latinoamericana, de la cual Luis Alberto Lacalle forma parte, “una iniciativa de carácter cívico que reúne a expresidentes democráticos de América”. En el encuentro participó el diputado dominicano Manuel de Jesús Pichardo, quien actualmente es presidente de la Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina y el Caribe (Coppal) y en aquel entonces tenía responsabilidades en el Parlamento Centroamericano (Parlacen). Pichardo, que es dirigente del Partido de la Liberación Dominicana, según informa La República, denunció que en esa oportunidad tuvo lugar en paralelo una reunión en la suite del hotel Marriot, de la ciudad norteamericana, que sirvió para “revelar o
diseñar” una estrategia a la que él alude como el “Plan Atlanta”: una “conspiración” para minar el liderazgo de los presidentes de izquierda o progresistas del continente.
Pichardo denunció este hecho en reuniones del Foro de San Pablo y luego escribió un artículo, en marzo de 2017, en el Listin Diario de Santo Domingo. En ese artículo Pichardo denuncia que, en la reunión de la suite del Marriot de Atlanta, un ex presidente suramericano habría detallado el plan urdido ante la imposibilidad de “ganarles a estos
comunistas por la vía electoral”.
La estrategia expuesta por el ex presidente consistiría en dos pasos: “el primero que tenía como objetivo iniciar una campaña de descrédito contra los presidentes de orientación de izquierda o progresistas para ir minando su liderazgo. Para ello decía contar con medios de comunicación, algunos de los cuales fueron mencionados. El segundo
consistía en transformar las maniobras mediáticas en proceso judiciales que terminaran con los mandatos presidenciales sin que para ello hubiera que recurrir al voto popular que les instaló en la administración de los Estados.
Al abordar lo que sería la segunda etapa del plan, también hubo mención de algunos nombres de individuos ligados a las instituciones judiciales de la región comprometidos con la conspiración que llevarían a los llamados ‘Golpes Suaves’, encubiertos de juicios políticos precedidos de escándalos de corrupción, o campañas dirigidas a ventilar supuestos comportamientos cuestionables de la vida íntima de los líderes progresistas; incluyendo, si fuere necesario, a familiares, amigos o allegados”, relató Pichardo en su artículo.
Según el diputado dominicano, “lo que se ha visto después de aquel evento en toda la América Latina gobernada por los partidos de izquierda o progresistas, parece poner en evidencia que la conspiración está en marcha, con cierto éxito hasta ahora, porque encontró de aliado la desaceleración de la economía china y el desplome de los commodities que han tenido un gran impacto en la contracción de las economías de la región”. Pichardo ha denunciado esto que él denomina “Plan Atlanta” en varios foros internacionales de la región.
A confesión de parte…
El miércoles La República avanzó en la confirmación de la reunión en Atlanta y de la participación de Lacalle. En su página web y en su edición impresa informa que el ex senador del Frente Amplio Carlos Baráibar confirmó Lacalle participó a fines de 2012 en una reunión en Estados Unidos en la que mencionó la intención de utilizar a los
grandes medios de comunicación y al poder judicial para frenar a los gobiernos progresistas en América Latina.
Baráibar afirmó que la información sobre la participación de Lacalle y su intervención le fue proporcionada por el presidente del Parlamento Centroamericano (Parlacen) Manuel de Jesús Pichardo, durante un Foro de San Pablo realizado en San Salvador. Pero Baráibar dice mucho más. Narra a La República que esa información fue confirmada por el propio Luis Alberto Lacalle nada menos que en una sesión del Senado en febrero de 2014.
El ex senador frenteamplista por Asamblea Uruguay explicó: “Lacalle había dicho, según Pichardo, que la constatación que se tenía era que la lucha política contra las fuerzas progresistas en el campo de la lucha social era una batalla perdida que no tenía chance de cambiar la correlación de fuerzas. Pero que había dos ámbitos que sí sentían que la derecha, podían dar la batalla, y esos dos campos son: los grandes medios de comunicación y el poder Judicial, y que había que centrarse en procurar la incidencia de estos dos ámbitos para dar esa batalla.
Eso lo dice Lacalle según lo que cuenta Pichardo. A raíz de eso, en febrero de 2014, en la legislatura pasada, yo pido la palabra, y relato la anécdota, sin nombrar a Pichardo. Lacalle pide una interrupción y dijo, textualmente, “sí es cierto, yo dije lo que dice el senador Baráibar”. “Me dejó y nos dejó sorprendidos, porque no
pensábamos que una información que había trascendido de una reunión privada y confidencial, él la reconociera como cierta”, agregó
Baráibar. Para que no queden dudas
Este jueves La República incluye una entrevista vía mail al legislador dominicano Manuel de Jesús Pichardo, rescatamos estas dos preguntas: “¿Qué conceptos recuerda usted que haya vertido el expresidente de Uruguay Luis Alberto Lacalle en aquella reunión?
El expresidente uruguayo manifestó su frustración por el hecho de que los partidos conservadores no podían alcanzar el poder debido a que “a los comunistas no se les podía ganar en las urnas”. Lo demás tuvo que ver con el papel en los medios de comunicación para ayudar a minar el liderazgo de los “comunistas” que permitiera el avance hacia el poder de los “partidos democráticos”. Habló de fortalecer a la justicia o al sistema judicial, siempre desde la óptica de la instrumentalización para procesar a “los individuos que parecían perpetuarse en el poder con el favor de las urnas”.
¿En qué casos usted ve reflejado la aplicación del plan en Sudamérica? Para mí, comenzó a ensayarse con Manuel Zelaya en Honduras. Fue el primer intento de golpe suave. También ocurrió con Rafael Correa en un intento fallido, pero lo perfeccionaron en Paraguay con Fernando Lugo, porque en este caso la suavidad del golpe fue efectiva, pues en el caso hondureño las botas se aliaron al congreso y pareció, por la presencia de las botas, un golpe clásico.
En Brasil fue todo un éxito con la salida de Dilma y en Venezuela se ve el esfuerzo que se está haciendo, ahora con el refuerzo de la OEA que entra en escena con su secretario general, que no se sonroja al pedir la renuncia de un gobierno electo democráticamente y no se pronunció contra el golpe en Brasil. No podemos olvidar las movilizaciones sediciosas contra Evo Morales y la campaña de los medios de comunicación para cuestionar incluso la vida privada del
mandatario mediante afirmaciones que se pudieron demostrar como calumniosas”.
Hasta aquí la información. Parece de suficiente gravedad para que se ponga en marcha una investigación a fondo. Una coordinación internacional para desestabilizar gobiernos democráticamente electos usando un poder del Estado y el poder de los grandes medios de comunicación en manos privadas. Casi nada.