Por Cecilio E. Simon E.
Redacción de Bayano digital
El pasado 2 de agosto, con motivo del anuncio del Papa Francisco de la selección de Panamá como sede de la Jornada Mundial de la Juventud en el 2019, el periodista Álvaro Alvarado invitó al General (R) Rubén Darío Paredes a contar su experiencia durante la visita del Papa Juan Pablo II a Panamá en 1983. De los veintidós minutos que duró la entrevista, el entonces hombre fuerte de Panamá dedicó diez para narrar sus vivencias, los de la Guardia Nacional y del presidente Ricardo de la Espriella; otros cinco fueron dedicados a la coyuntura electoral del PRD; en los siguientes cinco se analizó la situación de la Asamblea Nacional y dos a las condiciones del General Noriega.
Con relación al PRD manifiestó que después de la conquista de la soberanía el partido se ha quedado sin banderas, el PRD de hoy está necesitando un liderazgo que lo reconstruya, que logre su cohesión, su restructuración y su fortaleza; inclusive su mejoramiento moral, porque ha decaído también moralmente. Paredes resalta la figura del Dr. Ernesto Pérez Balladares (sobre otros líderes que enlistó) como la un hombre con suficiente liderazgo, autoridad, personalidad, académicamente bien formado y equipado. Después de la invasión su liderazgo llevó al reagrupando todas las fuerzas del PRD para ganar las elecciones, con una fuerza recuperada, que parecía imposible en ese momento.
Con relación a la Asamblea el entrevistado dijo categóricamente: a mi edad y la experiencia que tengo en la vida; por todo lo que he vivido diría, que por la salud de la República, pasemos a un receso a la Asamblea en el 2019. Suspender la Asamblea (después de un acuerdo lógicamente) hasta que revisemos o produzcamos la nueva constitución de la República.
Paredes, de tradición golpista, ante una pregunta del entrevistador niega que su propuesta sea un golpe de Estado. “Eso no es un golpe, si nos ponemos de acuerdo todo incluyendo a los diputados, que claro ellos no van a quererlo. Pero sí se hace necesario para sanear aquello plenamente, quitar las raíces que no la dejan progresar”.
El 6 de agosto, en otra comparecencia en Debate Abierto, ante la pregunta del conductor del programa: “¿Usted sugirió así, contundentemente, algo que está en la mente de mucha gente en este país, oye cerremos eso (la Asamblea)? Paredes respondió de manera lacónica: ¡Llegó el momento!
¿Quién haría eso? Fue la siguiente pregunta. Paredes propone que lo haga el presidente que surja de la voluntad del pueblo en las próximas elecciones. Él deberá suspender la Asamblea por profilaxis política, con un acuerdo nacional que incluya el pago del salario por todo el periodo de los diputados que se ganaron su curul. Paredes duda que el presidente Varela tenga la disposición para conducir el proceso constituyente; asegura que dos años de desgaste se lo impide.
¿Cómo se preservará el régimen democrático, el modelo que propone incluye otorgar poderes absolutos al Presidente de la República para que legisle durante los 3 a 4 años que durará, según sus cálculos, el proceso constituyente? Es la pregunta que no hizo el entrevistador al octogenario general (R), que lideró dos golpes de estado.
La tradición golpista del General (R) Paredes se develó en un artículo publicado el 28 de febrero de 1983 por el diario El País de España. En él se describe cómo Paredes se erige como heredero del General Torrijos y enfatiza que su ascensión “se ha hecho a costa de otros, que también aspiraban a la herencia de Torrijos”.
El rotativo lo distanció de Torrijos al señalar que: “Rubén Darío Paredes se estrenó en la comandancia con unas declaraciones abiertamente anticomunistas, en un estilo que parecía en discordancia con Torrijos. El marxismo “no tiene cabida en este país”, dijo, al tiempo que invitaba a combatir el hambre y la injusticia para evitar el arraigo de ideologías extrañas”.
Las recientes comparecencias de Paredes nos hacen recordar su especialización en golpes de estado. El 3 de marzo de 1982, dio su primer golpe al coronel Florencio Flores Aguilar a quién forzó la dimisión de comandante de la Guardia Nacional, con el respaldo del Estado Mayor y se hizo nombrar General. El 30 de julio de 1981 en la víspera del primer aniversario de la muerte del General Torrijos, Paredes encabezó su segundo golpe, corrió del cargo al presidente Arístides Royo (el gargantazo), designó a Ernesto Pérez Balladares a la Secretaría General del PRD en reemplazó a Gerardo González, destituyó al presidente de la Asamblea Nacional de Representantes de Corregimientos, Luis de León Arias, tomo control del Tribunal Electoral y cerró el diario La Prensa.
Paredes se oponía al repliegue militar, “el poder es como una serpiente, si lo sueltas sin cuidado se vuelve y te muerde”, decía para justificar su golpe. Para evitar la mordedura de la serpiente, hizo reformar la constitución en 1983, trasladó los poderes que ejercía la Guardia Nacional al Ejecutivo. En la lucha de sucesión, mientras fue comandante, impuso el modelo de un militar – presidente, contrapuesto al de un civil tutelado. Impuso su candidatura al PRD. Cuando Pérez Balladares manifestó su aspiración de ser candidato presidencial, fue destituido de la dirección del PRD y reemplazado por el tío del General.
Tras la campaña sistemática contra la Asamblea Nacional que desarrolla el conductor de programas noticiosos y de comentarios de una cadena televisiva surge la pregunta: ¿Qué significa la frase llegó el momento, pronunciada casi de manera imperceptible por Paredes?
En su otoñal añoranza, el General, sin el brillo de las estrellas de su rango militar, pero con la experiencia que según él le dan los años, construye dos escenarios: En el primero pretende persuadir al presidente Juan Carlos Varela, para que se atreva a encabezar un golpe de estado blando contra la Asamblea Nacional, como ya es usual en el sur del continente. En el segundo visualiza que el próximo presidente de la república (propone a Ernesto Pérez Balladares) encabece el golpe de estado blando y se erija en poder absoluto, tal como él soñó para sí cuando reformó la constitución que hoy critica y demoniza.
8 de agosto
