Legislar un subsidio de 25% de las  ganancias del Canal para el programa de invalidez, vejez y muerte de la CSS.

Foto de Archivo

Por: Demetrio (Meco) Fábrega

Aunque no hay cuatro jubilados que me conozcan, tengo 88 años de edad, y suficiente salud mental para escribir y pensar, pero mi manutención diaria y mi subsistencia dependen del programa IVM del Seguro Social y los fondos que deberían existir para financiar jubilaciones y pensiones han ido desapareciendo en las rebatiñas políticas para las planillas del clientelismo que aumentan con cada nuevo gobierno mientras el uso de las ganancias del Canal es para beneficio de menos de un diez por ciento de la población,  aunque Omar Torrijos las quería para beneficio “de la mayor parte del pueblo panameño”, lo que en todo el mundo significa: “Los que tienen menos o no tienen nada”. 

Después del 11 de octubre de 1968, fecha que es bandera del gobierno actual, terminé medio exiliado, viviendo en el Japón hasta 1981, pero tuve buena amistad con Omar Torrijos desde los tiempos en que  era Coronel, y cuando estuvo en visita oficial en Tokío con un séquito en que sobresalían Ernesto Pérez Balladares y Héctor Alexander, mandó a su guardaespaldas, que era el poeta, filósofo, profesor universitario y Sargento de la Guardia Nacional, José de Jesús “Chuchú” Martínez, a localizarme en esa ciudad que es de las más grandes del mundo.

Chuchú era un viejo amigo mío y habíamos estado juntos estudiando en la Universidad de Madrid.  Pudo encontrarme enseguida porque el personal que atendía a la delegación panameña lo llevó a mi casa, y me explicó que Omar iba a pedirme que le sirviera de intérprete porque sabía que yo había aprendido a hablar japonés y no quería confiar en los intérpretes japoneses. Pedí permiso en la empresa en que trabajaba y estuve acompañándolo  todos los días mientras estuvo en el Japón.

Hablamos mucho sobre el Canal y la Zona, sobre su plan para convertir a Panamá en el Singapur de América y me explicó que por había decidido ir a Singapur a hablar con el Primer Ministro Lee Kwan Ye parando en Japón.  Algo se complicó de pronto en Panamá que lo hizo cancelar esa cita y regresarse, pero la noche antes de volver con su comitiva a Panamá estuvimos varias horas conversando e intercambiando ideas durante unas tres horas después de la cena, con dos botellas de Johnny Walker Black en la mesita de la sala de su suite en el hotel. De pronto, me sorprendió Omar cuando me dijo: “De no haber sido por ti, hoy no habría Tratados Torrijos-Carter”. 

La razón de esas palabras era que, en agosto de 1967, mientras nadie protestaba en el país contra unos nuevos tratados del Canal, diez años antes de que se aprobaran los Torrijos-Carter, aparte de Carlos Iván Zúñiga en la Asamblea y en su Radio Musical, yo como Director del Diario La Hora, junto con las penetrantes columnas diarias de Thelma King y la contraportada del periódico cubierta por burlas desgarradoras en las caricaturas de Eudoro “Lolo” Silvera, y un editorial mío llenando la portada del periódico todos los días de lunes a sábado durante tres semanas explicando el contenido de los nuevos tratados del Canal que la Asamblea tenía que ratificar, en una oficina pequeña en una esquina de la Calle H, logramos levantar el país entero en contra del Tres en Uno. 

Mientras ningún periódico y ninguna revista se oponía y ninguna estación de radio aparte de los mediodías de Radio Musical, desde el primer sábado en que salió La Hora con el titular “La patria está en peligro y lo denunciamos” llenando la mitad de la página y después, durante  diecinueve días, con diecinueve editoriales míos que llevaban todos como título “LO INTOLERABLE 1” hasta “LO INTOLERABLE 19”.  El subtítulo de LO INTOLERABLE 5 era “La Guardia Nacional Juguete del Pentágono” y Omar me llamó a La Hora para pedirme que le mandara seis ejemplares del periódico a la Comandancia.

Fueron creciendo las manifestaciones de estudiantes de escuelas públicas y privadas

Fueron creciendo las manifestaciones de estudiantes de escuelas públicas y privadas y de sindicatos y asociaciones hasta llegar a una explosividad evidente, y logramos que el gobierno retirara esos tratados de la Asamblea.  Para calmar la situación explosiva existente, comenzaron la campaña política el mes siguiente aunque faltaban nueve meses para las elecciones.

Entre otras cosas, el Tres en Uno le daba a Estados Unidos el derecho de tener silos de bombas atómicas en Panamá y si un soldado estadounidense violaba a una panameña o mataba a un panameño no lo podía juzgar ningún tribunal panameño porque había que entregárselo al Ejército de Estados Unidos en una base militar.  En reuniones confidenciales en el Consejo Nacional de Relaciones Exteriores, Octavio Fábrega y  Mike Moreno hablaron contra la ratificación. En la última reunión, Octavio Fábrega se levantó de su silla y, con el dedo índice de la mano derecha, señaló al Presidente Marco Robles y le dijo: “Señor Presidente: si usted firma esos tratados le van a decir más que al hombre de 1903”.

Lo que pensaba y lo que me dijo Omar Torrijos en nuestras conversaciones entonces lo deben recordar los que lo acompañaron en ese viaje y siguen vivos, pero prefiero recordar lo principal con palabras que dijo aquí en una ceremonia para celebrar la ratificación de los Tratados Torrijos-Carter. Han pasado cuarenta años de su muerte y quién sabe cuántos panameños recuerdan esas palabras de Omar; viejos demócrata cristianos y del Molirena tal vez, además de perredistas septuagenarios y octogenarios que no hayan olvidado la realidad nacional entonces. ¿Cuántos recuerdan lo fundamental que dijo Omar sobre el Canal y la Zona?  Sólo me consta que también el ex Presidente Pérez Balladares también pensaba que las ganancias del Canal debían contribuir subsidios considerables a la Caja del Seguro Social para las jubilaciones, para ayudar a las madres solteras en los años de lactancia y para contar con buenas maestras en los centros parvularios.

En una ceremonia de celebración de la ratificación, Omar Torrijos se dirigió al público con unas preguntas y unas aclaraciones que millones de panameños deben repetir
“¿Recuperaremos esta extensión de tierra para cambiarla de nuevo de dueño, para cambiar amos blanquitos por amos chocolates? Esa es la gran pregunta y la gran interrogante que quiero dejarles claro ahora mismo. En esa gran extensión de nuestro suelo que hoy vamos a incorporar a la soberanía de nuestra geografía, no vamos a cambiar los amos. Vamos a hacer de esas instalaciones recuperadas y esos kilómetros cuadrados el uso más colectivo posible. Cuando digo el uso más colectivo les estoy manifestando el uso en que la mayor parte del pueblo panameño pueda disfrutar del esfuerzo de su lucha”.

Como el Presidente Laurentino Cortizo ha pedido que todos los ciudadanos opinemos sobre el futuro del Programa de Invalidez, Vejez y Muerte de la Caja de Seguro Social, veamos cuál es la realidad, la razón de la crisis y cuáles son los peligros, sin entrar a analizar lo que ha sido el país hasta ahora porque, como pasa siempre desde 1903, lo que ocurre en Panamá no entra en la historia conocida y, además, según PISA 2018, uno de cada dos quinceañeros no entiende lo que lee y, según estadísticas de la ONU, la mitad de los adultos panameños son analfabetos funcionales.

Como las ganancias del Canal están amarradas por una reforma constitucional, corresponde a la Asamblea aprobar que 25 centavos de cada balboa del producto del uso colectivo” del Canal constituyan un subsidio para el programa de invalidez, vejez y muerte, y que 5 centavos adicionales sean para las necesidades de las madres solteras durante los dos años de lactancia y para las bases de un sistema educacional que asegure que nunca más pase un niño panameño del tercer grado de primaria al cuarto grado sin haber aprendido a leer perfectamente bien.

Si en Panamá hay actualmente 280 mil de jubilados, ¿a cuántos más abarca el goteo del programa de IVM del Seguro Social si añadimos los discapacitados y la millonada de la otra economía y la pobreza extrema que nadie menciona?  Además, si esos 280 mil jubilados incluyen policías y militares de las Fuerzas de Defensa, y los 30,000 policías actuales más militarizados esperan poder jubilarse pero ven esfumarse sus jubilaciones, no deberían preguntarse los diputados y demás políticos ¿cuál sería la reacción nacional si el programa de invalidez, vejez y muerte se queda sin fondos?

Recordemos que Omar Torrijos, después de la ratificación de los Tratados Torrijos-Carter, en un 11 de octubre antes de su muerte, le dijo a miembros del partido que fundó: “Teníamos dos objetivos fundamentales en la Revolución del año 68. Primero, la recuperación del Canal y segundo, convertir una caricatura de país en una Nación”. 

Por eso los de esa “mayor parte” podemos preguntar ahora: ¿Será que el segundo de esos objetivos de Omar no se va cumplir? Esa “caricatura de país” ahora ocupa el sexto lugar en la escala de mayor desigualdad en el mundo y luce tiendas lujosísimas como las de Chanel y Louis Vuitton.

Ya el mundo no es como era cuando los diamantes del Congo fueron la rebatiña de los poderosos.  Si se hubieran invertido esos diamantes en fondos para congoleses, el Congo sería ahora el país más rico del África. En la Argentina, Bolivia, Chile y Venezuela también saben lo que ocurre cuando a un país le arrebatan sus riquezas.

Actualmente no es novedad que una fuente de riqueza exclusiva de un país se oriente hacia el mejoramiento de la vida de los más viejos, de los que ya no pueden producir. Cuando descubrieron petróleo en el mar territorial de Noruega, el gobierno noruego asombró al mundo cuando decidió que el producto del petróleo y del gas natural sería un fondo para la jubilación de los noruegos. Noruega no es un país comunista ni de extrema izquierda.  Hay muchísimos noruegos millonarios y la propiedad privada está protegida por su constitución y sus leyes.

Pensando en la situación de la Caja de Seguro Social, aclaremos que el fondo noruego no es fruto de cuotas de los que trabajan sino de las ganancias del petróleo y del producto de sus inversiones.

El Folketrygdfondet (que significa Fondo de Pensiones del Pueblo) es una institución que goza del respeto del pueblo. Su fondo global de inversiones lo administra el Norges Bank Investment Management (NBIM) como parte del Banco Central de Noruega en representación del Ministerio de Finanzas.  En 2017 el fondo tenía un millón de millones de dólares.  Como Noruega tiene cinco millones de habitantes, a cada noruego le correspondían entonces doscientos mil dólares. En todo en el mundo no existe una cuenta comparable a ese fondo que todavía sorprende a los economistas porque actualmente percibe más de las inversiones que hace que del petróleo y tiene 1.4% de los valores en lista en las bolsas del mundo entero.

Esto lo escribe ahora un descendiente directo del General José de Fábrega a quien después de la Independencia de España quisieron honrar poniéndole a Veraguas el nombre de  Provincia Fábrega, pero él mismo ordenó que le volvieran a poner Veraguas. Justo Arosemena es tatarabuelo mío, su hija Inés Arosemena de Fábrega es bisabuela mía. Mi abuelo fue firmante de la primera constitución y su hermano, mi tío abuelo Julio J. Fábrega, que era Secretario de Instrucción Pública en el gabinete de Manuel Amador Guerrero, fue el único que no firmó el Tratado de 1903.    

Por eso, por medio de agora.gob.pa como ciudadano, pregunto: Si en la Séptima Segunda Sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, Panamá firmó la Proclamación de la Década para la Erradicación de la Pobreza 2018-2027, vamos a dejar que la participación panameña en esa aspiración de la humanidad quede ahora marcada con la quiebra del Programa de Invalidez, Vejez y Muerte de la Caja de Seguro Social, a pesar de contar con un bien que es propiedad de todos y que en un año produce miles de millones de ganancias que todos los años siguen aumentando?

Demetrio Fábrega
Panamá, 26 de enero de 2021

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