“Si nos conociéramos más, sabríamos relacionarnos mejor; sabríamos ser felices, que es el objetivo final que todos buscaríamos, y seríamos menos manipulables, que es, en definitiva, el gran objetivo de la educación. Hagamos niños, adolescentes, jóvenes, adultos que sean auténticos, que sean ellos, que no sean manipulables”, propone la psicóloga española, María Jesús Álava Reyes, que ha dedicado más de 30 años de su vida a la investigación de la psicología en el ámbito clínico, educativo y del trabajo.
Y tiene mucha razón la científica cuando sostiene, además, que: “Pero para mí la educación es la llave del conocimiento, es la antesala de la felicidad, es el principal pilar que nos permite ser personas auténticamente libres”.
Con razón, quienes quieren vernos infelices, frustrados y arrinconados y sin saber a dónde dirigirnos, han invertido de manera sostenida y perversa desde 1979, en la no solución de un plan estratégico de educación nacional, de donde surja un ser panameño consciente de su historia y potencialice las capacidades técnico científicas de nuestra juventud en todo conocimiento útil.
Un pueblo que conozca su historia y su realidad profunda, aprende a amar a su nación y se empeña en quererla y protegerla. Nadie puede amar algo que desconoce.
No hay duda que se empeñan en hacernos robots, en acondicionarnos el camino del sometimiento, en envilecernos y en meternos en el lodo de la laguna del borreguismo y de lo insensato para que; perdidos, estimemos como bueno lo mediocre.
Una de las tareas fundamentales, cuando lleguemos al poder, será sin duda, rescatar a la educación nacional para que de ella surja un panameño consciente de su realidad profunda, ame a su tierra, la defienda y estime a la libertad como una virtud, sin la cual no se puede vivir con dignidad.
*¡Por un país decente y una patria para todos!*
¡Así de sencilla es la cosa!
*José Dídimo Escobar Samaniego*
Cédula: 7-84-41
_Precandidato a Presidente de la República por libre postulación._
2 de noviembre de 2018
