Por: Mauro. M. Murillo. (15 de agosto de 2011)
Nuestra Constitución Política reconoce que los partidos políticos son instrumentos fundamentales para la participación política. Desde esta perspectiva se colige que los partidos políticos son organizaciones por la ley como los únicos instrumentos válidos para acceder al poder político (entiéndase gobernar el país). No obstante los movimientos sociales no tienen este reconocimiento jurídico aún.
Los movimientos sociales pertenecen y permanecen en el seno de la sociedad civil, reivindicando u oponiéndose a las decisiones políticas de los gobiernos porque les afectan en sus condiciones socioeconómicas, sus derechos humanos y ciudadanos. Los partidos políticos que también se originan en la sociedad civil, actúan esencialmente en esfera política con una organización formal y con la exclusiva intención de llegar al poder político a través de la competencia y las elecciones políticas. Es en este ejercicio político electoral democrático, donde los ciudadanos eligen a sus gobernantes, y el o los partidos que pierden las elecciones presidenciales se les identifica como “la oposición” al gobierno electo, y toda persona u organización que se le oponga se le identifica como miembro o simpatizante del partido de la oposición.
Esta es una triquiñuela política de las fuerzas gobernantes, para estigmatizar o descalificar toda forma de crítica o cuestionamiento contra las políticas públicas o decisiones que adopten o pretendan adoptar. Por tal razón estas fuerzas recurren a toda clase de presión, chantajes y amenazas contra quienes se le critican y oponen a su gestión pública, y a nombre de la democracia hacen y modifican leyes para acondicionar el Estado a su medida e intereses personales y aviesos. Es decir, gobiernan no pensando en el pueblo sino en ellos, impulsados muchas veces por su ego y ambición.
Así pues, a mi juicio, la verdadera oposición política de un gobierno no es el o los partidos que perdieron las elecciones presidenciales, sino los ciudadanos que de manera abierta critican y se oponen a su gestión de gobierno. Así como las organizaciones sociales de todo tipo, medios de comunicación que publican información que le gobierno le interesa que sea restringida o ignorada de plano, las protestas por el alto costo de la comida, por el mal servicio y escasez del agua, por la inseguridad ciudadana que pulula en todo el país, la denuncia de los sindicatos contra la ministra de trabajo, al igual que los gremios de los educadores contra la prepotencia de la ministra de educación, las denuncias y protestas de los gremios de la salud, de los jubilados, los pueblos originarios, el rechazo ciudadano contra los proyectos como la “Torre Financiera” (la tuza), la compra de los corredores Norte y Sur, etc., etc. Esta es la verdadera oposición.
La expresión política genuina del estado no descansa en forma exclusiva y privativa en los partidos políticos. Estos son solo instrumentos como señaláramos, creados para elegir presidentes, diputados, alcaldes y representantes de corregimientos por el voto individual mayoritario de los ciudadanos que tienen derecho al sufragio.
Pero estos ciudadanos que votan nos solo pertenecen a esos partidos que están en la contienda electoral, sino que también son miembros de otras organizaciones de carácter social, cívico, popular, ambiental, sindical, étnico, empresarial, etc. Incluso pueden ser independientes y pertenecer a alguna de
estas organizaciones no partidarias. Por tanto cuando la gestión del gobierno electo atenta contra los intereses de estos ciudadanos surgen las protestas sociales y cívicas que se expresan en marchas, piquetes, denuncias en los medios, huelgas, etc…
Ahora bien, de todas estas fuerzas políticas que constituyen el estado, los sindicatos de trabajadores agrupados en Federaciones, Centrales y Confederaciones, así como las Asociaciones de servidores públicos y demás gremios existentes, son los mas beligerantes dado que están constituidos para defensa de sus derechos laborales y sociales. Esta es la razón por la cuál se constituyen y se organizan, para luchar y defender sus intereses con todos los recursos que le permitan la ley y la democracia.
Igualmente podemos observar las protestas y denuncias los movimientos ambientalistas, de las comunidades, de los medios de comunicación, de los productores agrícolas, los consumidores, en fin el pueblo en general protesta en diferentes formas. Esta disconformidad social que a diario se expresa por diferentes sectores del país, es la oposición política real que el gobierno debe atender y preocuparse. Porque el pueblo elige a sus gobernantes pensando en el bien común que es el bien de todos. Pero cuando el gobierno atenta contra ese bien común que todos aspiramos, entonces es cuando empieza a germinar en el pueblo la inconformidad social y se va articulando la atmósfera de la oposición política real.
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