La navidad, el amor y la compasión por Anayansi Turner

Tomado de La Estrella de Panamá  26 de diciembre de 2018

Sin embargo, esta tradición religiosa que nos lleva al recogimiento y reflexión acerca de los valores cristianos

La Navidad o Natividad que hoy celebramos tiene un gran significado en diversos grupos religiosos como católicos, anglicanos, protestantes y ortodoxos, por tratarse de la fecha que conmemora el natalicio de Jesús de Nazaret en Belén, figura central del cristianismo.

Sin embargo, esta tradición religiosa que nos lleva al recogimiento y reflexión acerca de los valores cristianos que deben permear nuestra vida cotidiana, ha sido manipulada y vaciada de contenido cuando se le sobrepone en el imaginario social, la figura del llamado ‘Santa Claus’ (tergiversación del San Nicolás de Bari y del Sinterklaas holandés) que viene del Polo Norte a traerle regalos a los niños en Navidad.

Como vivimos en un mundo donde se sobrevaloran los bienes materiales por encima de los espirituales, resulta que este conveniente Santa Claus rojiblanco (cuyo colorido ropaje es similar al de la Coca Cola, y no por casualidad) es más popular en esta época que el Niño Dios, lo que explica que los ‘mall’ o centros comerciales estén repletos de bote en bote, a diferencia de las iglesias.

Los políticos, asimismo, no desaprovechan la ocasión para fortalecer el clientelismo en un período pre-electoral y regalar jamones a los votantes del circuito y juguetes a los hijos de esos votantes; o bien, desde los gobiernos o directivos empresariales, obsequiar los famosos bonos navideños, como una herramienta de promoción o ‘marketing’.

Como se habla de que es una época de amor y unión familiar –dada la tradición cristiana- puede ser que inconscientemente deseemos aliviar nuestros sentimientos de culpa, ya sea por inferir tratos no adecuados al prójimo, o por recibir beneficios directos a costa del trabajo o sufrimiento ajeno, y decidamos hacer ‘caridad’, ya sea a través de donativos a huérfanos, ancianos o más necesitados, o inundando de regalos a familiares y amigos, lo cual nos recuerda aquella práctica medieval en que los nobles compraban el ‘perdón’ de sus pecados a la Iglesia.

No dudamos de que en estas fechas aflore lo mejor de cada uno de nosotros, lo cierto es que debemos separar la paja del trigo y retomar el auténtico espíritu cristiano de la Navidad, valorar la importancia del compartir (toda la vida y no sólo en esta fecha), del amor y de la compasión, porque como dijo Miguel de Unamuno: ‘El amor compadece y compadece más cuanto más amas’.

Abogada y docente universitaria

Vivimos en un mundo donde se sobrevaloran los bienes materiales por encima de los espirituales
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