La Grave Crisis del Periodismo Criollo.

Si una persona le tiene miedo a la sangre, no debe estudiar medicina.  Si le tiene miedo al Poder, no debe estudiar periodismo. En la Escuela de Periodismo debe haber una materia dada el primer semestre del primer año que se debería denominar: El Poder y sus consecuencias.  La materia ha de ser desgarradora e incluir todas las consecuencias que puede sufrir un periodista que denuncia al Poder.  Si el estudiante la aprueba, puede seguir en el estudio de la materia; si no, hay otras opciones.

Digo esto porque Panamá está atravesando otra crisis: la del periodismo.  O dicho con más claridad: la sumisión al Poder de los periodistas encargados de generar opinión pública en las dos televisoras comerciales: Medcom y TVN, y en el  diario La Prensa.  No me refiero a los mercenarios de la pluma que han vivido para y sostenidos por el Poder a través de la historia. Por allí veo a algunos esbirros de la dictadura que han quedado como mendicantes; unos andrajosos, dignos de lástima.

Cuando la redacción de La Prensa  decidió, con la anuencia de los dueños del medio, que mis columnas de opinión no salieran más porque irritaban al reyezuelo, los periodistas de ese diario, vinculados a la redacción, no dijeron nada.  Cuando los dueños de Medcom y de TVN les dijeron a los suyos que hicieran lo mismo, los periodistas encargados de programas de opinión, acataron la orden como soldaditos bien uniformados.  Ahora, esos mismos periodistas se sienten amenazados por el Poder y aspiran a que todos los panameños demos inicio a una procesión para apoyarlos.  Para ellos era más cómodo recibir su quincena que denunciar que  a un panameño se le coartara la libertad para expresarse.  Con una mano piden libertad de expresión, pero con la otra, por su sumisión al poder, guillotinan la libertad para expresarse.  Ya entiendo que son personas jóvenes con necesidades económicas y que esos medios les ofrecen una oportunidad de vida.  Eso no lo discuto. Es más, tienen el derecho a hacer de sus vidas lo que mejor les plazca; pero le están haciendo un gran daño a su propio gremio, que es capaz de irse al despeñadero en su  defensa. Su juventud y conocimientos los puede ayudar a buscar otras oportunidades de empleo sin someter a la sociedad a otro sobresalto, esta vez, totalmente injustificado.  En Panamá, hay decenas de periodistas valientes que cuestionan a diario  los desmanes del totalitarismo; por ello, no me sorprende que sean los propios medios de comunicación los que destituyan a José Escobar y a Santiago Cumbrera, los que por sus críticas contundentes ya les producen alergias a los dueños.  Es noble, sin duda, la preocupación del Foro de Periodistas,  pero por favor, en esta procesión busquen a otros “santos”, ni caminen detrás de las TV comerciales, cuyo papel es la desinformación, la degradación de nuestra juventud,  el cobro de cuñas obscenas que denigran la inteligencia.

El periodismo panameño está en crisis. Entrar a trabajar en alguno de estos tres medios masivos, significa acatar las directrices de los dueños, cuyo único interés es el comercial. Qué decir de EPASA, la ERSA de la actual dictadura, cuyas noticias se redactan en Palacio; ni de las otras TV oficiales que ya llevan hecho el panfleto.  Pueda ser que la Escuela de Periodismo me haga caso y de esta manera, en el futuro, no aparezcan en nuestras pantallas personas con la moral duplicada.  Que falta nos hace Guillermo Sánchez Borbón y demás periodistas de la  época de la dictadura que sufrieron, a carne propia la verdadera represión.   En mis casi 70 años de vida que llevo, nadie me ha hecho actuar en contra de mis principios, ni hacer algo que considere incorrecto.  También entiendo, como médico, que la moldura de los seres humanos no es la misma.

por: Mauro Zuñiga Arauz.

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