Es un hecho cierto que el sistema de salud en nuestro país ha logrado niveles de financiamiento elevadísimo y cada año va en aumento, esto se refleja en los distintos presupuestos de cada año del gobierno central, estos recursos que se destina al sector se realiza indistintamente quien liderice el poder político gubernamental.
En verdad esto significa que en cierta medida los distintos gobiernos han prestado atención al tema de la salud pública procurando dar los recursos necesarios para que funcione el sistema.
Cuando hablamos de salud no necesariamente nos referimos al tratamiento de enfermedades, sino también, a la eficiencia en recoger la basura y evitar la proliferación de la misma que se da puntualmente en sectores marginados y pobres; contar con un excelente sistema de alcantarillados y tratamiento de las aguas servidas; agua potable para todos, con adecuada protección a los recursos hídricos, bosques, manglares y cuencas; con adecuado acueductos para la distribución del agua, eliminando así los carros cisternas que ya se ha convertido como regla de repartición y no como la excepción; la eliminación de letrinas que proliferan, los panameños de no nos merecemos esta situación; el manejo adecuado y eficiente de la logística de los medicamentos para evitar los vencidos; reactivar los programas nacionales de vacunación masiva; políticas de promoción y divulgación en cuanto a la prevención en todas las comunidades.
Todos estos conceptos encierran lo básico para establecer y desarrollar toda una política sólida de Estado dirigida a la prevención fundamentalmente y no tanto a la curación, ya que con ello obliga al país a crear nosocomios en las metrópolis en espera de las personas que se hospitalizarán y hacer dependiente de por vida de medicamentos.
Pese a la cuantiosa inversión billonaria en salud, persiste la inequidad y la exclusión, son muchos panameños de áreas rurales e indígenas que no le llega el agua potable, la atención médica, el medicamento y el profesional de salud se encuentran a kilómetros de distancia del lugar de residencia.
El modelo económico neoliberal imperante en nuestro país considera a la salud como una mercancía y en el proceso productivo participa dentro de la oferta y demanda, sacando el máximo provecho de ganancia para la acumulación de capital, aquí no cuenta la solidaridad, se mide la rentabilidad del servicio sobre base de costo-beneficio. Es por ello, que con tanto dinero “invertido” la salud no llega a todos por igual.
Dentro de ese contexto, las actuales autoridades plantean la necesidad de fusionar ambas instituciones MINSA-CSS, con el propósito de responder a intereses neoliberales transnacionales de privatizar los servicios de salud, puesto que la estrategia de imponer la Asociación Público-Privada fracasara, ahora pretenden con alternativas de fusionar ambas instituciones para despojar los recursos de la Caja de Seguro Social donde se administraría al libre albedrio en las IFIS, so pretexto de estar mejorando la calidad de la salud.
Es importante saber que como clase obrera abogamos por la solidaridad con el resto de la población no asegurada siempre y cuando los recursos se manejen con transparencia y que lleguen realmente lleguen a la población, pero, con este gobierno corrupto no podemos confiar mucho menos dejarle las manos libres.
Para llegar a ese nivel de fusionar ambas instituciones hay que agotar una serie de procesos de coordinación e integración donde se haya evaluado satisfactoriamente según indicadores establecidos, una vez culminado este proceso que es necesario para no caer en la improvisación, se podrá estar pensando en un Sistema Unificado de Salud en Panamá.
Creo que es fundamental sostener lo que existe y mejorarlo, ampliar la red de salud para que garantice una plataforma preventiva fortaleciendo la atención primaria tomando en cuenta el entorno social de la población.
Esto debe ir acompañado de una mejora en las condiciones de trabajo como salarial e invertir más en el primer nivel de atención médica ya que internacionalmente se reconoce que el 80% de las contingencias de salud se resuelven eficazmente en este nivel.
En Panamá, la demanda en atención está cubierta un 80% aproximadamente por médicos Generales y Pediatras de la Policlínicas y Centros de Salud en áreas urbanas, lo que llamamos la atención que esta red se fortalezca en áreas rurales y de difícil acceso partiendo de la premisa que la salud no es una mercancía y que debe llegar a todos de manera universal.
Además, se reconoce internacionalmente que el segundo nivel absorbe un 15% de las contingencias de salud mientras que un 5% lo resuelve en el tercer nivel de atención médica y una vez culminado en éste nivel es regresado al primer nivel para que los médicos generales y pediatras le continúen su control como médico de cabecera o de familia.
Mientras subsistan las carencias y los desequilibrios, será muy difícil aspirar a la estabilidad y a un proceso armónico en el sistema que pueda garantizar un futuro de dignidad y de esperanza.
Es por ello, que el sistema integrado de salud en nuestro país pudiese ser una respuesta dinámica a las necesidades de múltiples facetas sentidas por nuestro pueblo en materia de salud, y su objetivo es determinar y propiciar con respuestas efectivas, adecuadas y justas a cada necesidad, acciones de salud que le sean aceptables por la comunidad, asequibles geográfica y económicamente a todos los miembros, donde se vea la participación activa y entusiasta directa y responsable la comunidad.
La importancia de la integración y coordinación de las instituciones de salud, es para garantizar un modelo de organización, que promueva la no duplicidad de los recursos, logrando con ello su utilización, de manera que la comunidad reciba el beneficio integral de sus acciones, en consecuencia, el país debe caminar hacia la estructuración de una real Política de Estado en materia de salud.
Para la clase obrera panameña, es imprescindible aspirar a desarrollar unas serie de estrategias básicas como: la orientación hacia la medicina preventiva; el problema de la desnutrición, su prevención y reducción; la participación activa de la comunidad en la planificación, ejecución y evaluación de los programas de salud; el desarrollo de un plan integral de salud; desarrollo de las inversiones e instalaciones físicas incluyendo sistemas de abastecimiento de agua potable; eliminación de excretas; recoger y darle tratamiento a la basura; como también sostener un ambiente amigable con el ser humano; igualmente, desarrollar una política nacional de medicamentos que promueva la producción, disponibilidad, accesibilidad, calidad y control de los medicamentos para toda la población y finalmente contar con un buen sistema de acueducto y alcantarillados como la buena planificación del entorno urbano y rural.
Para el logro de estas aspiraciones, es necesario concertar al sector salud en esta lucha, cuya unidad con el resto del movimiento podremos garantizarle una mejor calidad de vida y de salud a la población panameña.
por: Oliver Falao.