El Neofascismo Panameño

Por: Moisés Pinzón Martínez
La Prensa, 25 de abril de 2014

elecciones-panamaDesde que adquirimos consciencia de vida colectiva, hace cientos de miles de años, fuimos creando reglas que garantizaran un normal funcionamiento del grupo. Reglas estas que fueron cada vez más especializadas con el nacimiento del pensamiento religioso. El Éxodo de La Biblia, nos presenta una etapa de la humanidad en donde se instaurando los cimientos de las costumbres, reglas y leyes; siendo los 10 Mandamientos el más antiguo conjunto legal que aún tiene vigencia.

Todos los poderes establecidos, hasta nuestros días, mantuvieron una estrecha relación con los acuerdos sociales de funcionamiento. Cuando estas se fragmentaban, rápidamente había un proceso de destrucción de esos poderes y la creación de nuevos que devolvían a la sociedad el orden.

La existencia humana ha estado vinculada estrechamente al desarrollo de patrones legales, aún en los casos del más feroz absolutismo. Siendo el Código de Hammurabi (1800 a.C.) uno de los más antiguos encontrados completo; éste, igual que todos los demás son considerados de origen divino.

Según los entendidos, el Fascismo es una forma de gobierno autoritaria, es decir que sus mandos no se atienen a regla ni ley alguna, hacen lo que les da la gana en función de sus intereses muy particulares, fragmentando el orden. El término surge de los gobiernos fundados por Mussolini y Hitler, en Italia y Alemania respectivamente, por lo que observando su actividad podemos definir este concepto.

Ellos convirtieron el engaño en la norma de comunicación con la sociedad; derogaron las leyes que les representaban obstáculos a sus intereses; suprimieron a sus opositores con chantaje, terror, corrupción y el asesinato; concentraron los poderes del Estado en un solo mando autocrático; realizaron un populismo ficticio en donde las grandes obras ocultaban el verdadero carácter depredador de sus mandatos, generando, en la población, una ilusión de bienestar.

Siendo el Neo-fascismo la forma moderna en que un determinado grupo social interrumpe abruptamente el continuo desenvolvimiento y desarrollo de las normas vigentes, no creando ninguna; la ley está supeditada a intereses arbitrarios.

No tiene sentido repetir los hechos, ya harto conocidos, que determinan que este gobierno de Ricardo Martinelli representa, con lujo de detalles, el nacimiento del neo-fascismo panameño. Quedando como único baluarte de la independencia de los poderes, el Tribunal Electoral; al que han tratado, con algún éxito, de absorberlo.

Si se diera el caso que ganaran las elecciones este 4 de mayo -y hay posibilidad de ello tal cual sucediera con el Duce y el Cabo Alemán-, que Dios nos agarre confesados, porque no existirá razón alguna que les hagan entender que lo actuado en forma irresponsable e irrespetuosa, hasta ahora, no solo fue incorrecto sino que ha sido un exabrupto histórico. Lo que los llevará a conducirse con mayor salvajismo e ilegalidad de lo que han sido hasta ahora.

No cabe duda que por esa vía, el final será su suicidio, como ha sucedido con todos los alacranes que aparecieron en el pasado. El pueblo no tiene nombre y construye su porvenir; estas alimañas tienen nombre y apellido, quedando marcados, junto a sus descendientes, por el resto de los tiempos, en el peor de los casos; y en el mejor, presos y humillados. Este castigo se está convirtiendo en la modalidad moderna.

Estas palabras, en tono proféticos, las escribimos porque su posible triunfo electoral, lo interpretarán como un rotundo éxito de su diabólica estrategia y tácticas oscuras, plagadas de embustes, que repiten y repetirán sin el más mínimo asco, hasta cuando les llegue su apocalipsis, el que no duden será antes del término de su posible nuevo mandato. El desarrollo de la tecnología moderna garantiza esa velocidad de cambio.

Es por lo que llamamos a votar por Juan Carlos Navarro, el que representa una renovación pos-invasión del Partido Revolucionario Democrático, que no debe ni puede ser obstáculo para ningún sector de la población entregarle su confianza y el voto. Es la única carta viable que los sectores populares y patrióticos tenemos para lograr evitar el desastre que representa la re-elección del autoritarismo.

Juan Carlos Navarro garantiza el restablecimiento de las normas legales de convivencia que permitirán la continuidad de la maduración de los procesos democráticos; lo que demostró al despojarse de sus aspiraciones personales para tratar de unir a la oposición en un solo frente electoral, actitud esta que sus homólogos no fueron capaces de hacer.

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