El pasado 16 de Diciembre publicaron ustedes un artículo del señor Gustavo Pérez Gonzáles, titulado “El Sindicalismo, enemigo social a enfrentar (. Artículo en el que el solo titulo pone en riesgo la seguridad de quienes ejercemos la diaria y difícil tarea de defender los derechos de los trabajadores y que ha costado tantas vidas en un país de desigualdad, injusticia y violencia. Esta preocupación es más sentida cuando su columnista finaliza el artículo manifestando “No me cabe duda: El Sindicalismo nuestro, es un enemigo social que tenemos que enfrentar. (1)”, no sabemos a qué se refiere cuando dice enfrentar, hoy precisamente que se está hablando de paz, en un País que tanto la necesita, también nos indigna el término Enemigo Social, que puede traer consecuencias fatales para los dirigentes sindicales de la Región.
Sus frases llenas de odio y rencor, cuyos motivos desconocemos las organizaciones sindicales, ponen en tela de juicio y desconocen el ejercicio de un derecho plasmado en la Constitución Nacional en sus artículos 38 y 39, ratificados por Colombia en los tratados Internacionales como lo son los convenios 97 y 98 con la OIT. Riñe también su postura con la actualidad, pues en campañas por los medios de comunicación hablados y escritos, el ministerio del trabajo, promueve las ventajas sindicalizarse y de pertenecer a un sindicato.
Somos respetuosos de la libertad de expresión, pero así como el artículo 20 de la Carta Política garantiza este derecho, también exige veracidad e imparcialidad por la responsabilidad social que se tiene con lo que se dice y a quien se señala.
Consideramos irresponsables señalar a las organizaciones sindicales como las culpables de la crisis que hoy vive la salud, la educación, y el sector laboral, pues no es un secreto que la corrupción y la politiquería se han encargado de hacer inviables las empresas, de feriar el patrimonio público y de aumentar el desempleo, la informalidad y la crisis social.
Desconoce el señor Gustavo Pérez González, esperamos que por ignorancia y no intencionalmente, que fue la ley 50 del 90, la ley 789 de 2002 y las crecientes reformas laborales las que han logrado “implantar el desempleo masivo creciente, la contratación temporal, la subcontratación, la informalidad descarada, el rebusque callejero, la invasión del espacio público y demás males,” utilizando sus mismas palabras. Las citadas reformas flexibilizaron el contrato de trabajo, impusieron la disminución de las indemnizaciones por despido injusto, redujeron los pagos por concepto de recargo nocturno, horas extras, dominicales y festivos, entre otras medidas lesivas.
Desconoce también el señor Pérez cifras que indican que solo 70.000 trabajadores de aproximadamente 800.000 sindicalizados están cobijados por convenciones colectivas, debido a la persecución, el acoso y la represión ejercida por patrones y empresarios irresponsables, haciendo también que la taza de sindicalización colombiana sea vergonzosa comparada con la de otros países del mundo, donde los trabajadores tienen mejores condiciones de trabajo y aun así sus economías son pujantes y desarrolladas.
En conclusión: la evidencia demuestra que no es el sindicalismo el causante de los males que el señor Pérez dice rechazar, por el contrario ha sido el sindicalismo colombiano víctima y no victimaria en esta crisis social.
Por lo anterior queremos respetuosamente solicitarles rectificar la columna de su colaborador, ya que con él está poniendo en riesgo nuestra seguridad y la seguridad de todos los que libremente pretendan ejercer el derecho de Asociación Sindical, velando por el respeto de los derechos de los trabajadores, con la finalidad de que puedan mejorar sus condiciones de trabajo.
Atentamente,
HECTOR GARCIA RAMIREZ
Presidente
SINTRAEMSDES PEREIRA
JUAN CARLOS CARDONA SOTO
Fiscal
SINTRAEMSDES PEREIRA
