Decepción de un pueblo por las falsas promesas

Por: Antares Rivas

Cuando el 4 de mayo de 2009, este pueblo panameño concurrió a las urnas y lo hizo convencido por la “Canción del Cambio” que día y noche repetía, por todos los medios de comunicación el comerciante de los 99, el cual no perdía el tiempo, porque a cada momento usaba la psicología barata de hacer el papel de actor improvisado, una veces se le veía como un conductor de bus, limpiabotas y otras veces se le encontraba como un humilde raspadero y cuantos otros oficios que se le ocurriera para desempeñarlos.

Durante la campaña electoral se lo pasó diciendo que estaba caminando en los “Zapatos del Pueblo” y si así hubiera sido habría aprendido a saber lo que es tener hambre, lo que es estar sin empleo, lo que es habitar una vivienda insalubre y el alto costo que tiene la canasta básica, porque él, en su ambición desmedida, por ser Presidente, que también sabía cómo poder rebajar los alimentos.

Este pueblo, actualmente, ya se encuentra muy decepcionado porque siente que ha sido engañado una vez más y quien suscribe este artículo para esta revista, ya se lo manifestaba a muchas de sus amistades, ya que al elegir a este comerciante para Presidente de la República era un grave error, por tener conflictos de intereses y que tampoco un rico no va a gobernar para favorecer a los pobres, sino por el contrario, como ya lo están observando, cada día aparecen contrataciones directas para las grandes obras estatales y quienes se favorecen son los que aportaron donaciones y toda clase de ayuda económica que impulsara esta Candidatura.

Prometió mentirosamente que pondría presos a todos los corruptos y ahora acepta que no puede hacer esto, ya que esta función le pertenece al Ministerio Público; también prometió abaratar la Canasta Básica y siendo dueño de esta clase de negocios, el pueblo le creyó ingenuamente; prometió un Metro Bus que cada día resulta un Calvario para el pueblo, ya que escasean unidades de este transporte colectivo; prometió acabar con la delincuencia reinante en nuestras calles y la ola de homicidios va en ascenso; prometió un Metro que parece como la ínsula que hizo Don Quijote a Sancho y a consecuencia de ello los tranques son el diario vivir del panameño; prometió resolver el alza de la gasolina y ahora admitió que no se puede rebajar, porque el problema del petróleo es  internacional y éste ya sabía, pero el pueblo creyó sin analizar este detalle y finalmente, siguiendo con el Capítulo de las Promesas, prometió y cumplió a medias un aumento salarial para la empresa privada sin congelar los precios de la Canasta Básica lo cual convierte a este aumento en una utopía o cuento.

Se votó por un cambio, que en resumidas cuentas es cambio de persona que nos gobiernan, pero este no es el cambio que este pueblo imaginó, ya que permanece la pobreza y todo tipo de problemas en los barrios, verbigracia; hambre, desempleo, empleo y el empleo informal que este gobierno lo cuenta como quienes lo ejercen son trabajadores, cuando no es así.

El pueblo tiene que recapacitar y dejar de creer en esas falsas promesas que lo conducen a no salir de la pobreza y estar condenados a tantas privaciones que los mortales con recursos económicos pueden disfrutar en forma ilimitada. ¿Cuántas veces se vota por un diputado que luego traiciona al votante que votó por él y lo engatusa con libras de arroz y algunas cuántos dólares? Este tema será tratado en otros artículos, siempre y cuando lo permita este medio.

Por lo pronto me despido de ustedes hasta otra oportunidad.

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