La disyuntiva entre la visión de un país sometido al expolio y un país administrado con criterio alternativo, donde se resuelvan las profundas deficiencias del Modelo Neoliberal, es más que nunca la esencia de la discusión ante el descarnado cuadro post Covid-19 en Panamá. Es urgente mirar hacia el futuro, con el propósito de enfrentar la incapacidad del modelo económico y las instituciones que lo representan.
El establecimiento de un equilibrio a largo plazo entre el derecho a la vida, el ambiente y el crecimiento humano, con garantía de los requerimientos sociales en condiciones de igualdad y adecuada cobertura, debe ser, en todo caso, pivote de la nueva realidad institucional que establezcamos.
Una supuesta reactivación económica que sólo beneficie a una elite y que además sea insostenible en el tiempo, no debe ser permitida. Los riesgos de enfermedades, las abismales diferencias sociales y los retrasos en la Educación, la falta de un trabajo digno, la carencia de un techo, en fin, las características de la actual sociedad convertida en un paraíso para pocos y un infierno permanente para muchos, no debería ser reconstruida como “normalidad” post pandemia.
Los organizadores del Foro Social Panamá II, convencidos de esa realidad y ante la evidente política del Gobierno Nacional de anteponer el Flujo de Caja por encima de cualquier otra consideración, convocan este encuentro bajo el lema “Minería, Ambiente y Desarrollo Social”, para los días 21, 22 y 23 de octubre de 2021, en la modalidad en línea (virtual).
El foro se desarrollará en tres fechas: jueves 21, para conferencias internacionales que vinculen a los participantes a la experiencia latinoamericana; el viernes 22, conferencias nacionales que fijarían posiciones desde lo económico político y ambiental y, finalmente, el sábado 23, con algunas experiencias locales en parte de la sesión de la mañana y el resto del día para precisar posiciones mediante mesas de trabajo y análisis.
Te invitamos a participar y evaluar en este evento la realidad de los compromisos que, sin consulta a la población, está asumiendo el Gobierno y que, a fin de cuentas, van definiendo el futuro de Panamá.
