21 de enero de 1924. Fallecimiento de VLADIMIR ILICH ULIÁNOV, “LENIN”.

” Al morir Lenin,
un soldado de la guardia, según se cuenta,
dijo a sus camaradas: Yo no quería creerlo.
Fui donde él estaba
y le grité al oído:
” Ilich, ahí vienen los explotadores “.
No sé movió.
Ahora estoy seguro que ha muerto. (…) “.
(Primeros versos del “Poema a Lenin” de Bertolt Brecht).
En un día como hoy, hace 94 años, fallecía, a los 53 años de edad, el líder de la Revolución Bolchevique y principal dirigente de la URSS, VLADIMIR ILICH ULIÁNOV, más conocido como LENIN, a causa de un ictus masivo. La posterior autopsia reveló que sufría aterosclerosis cerebrovascular y que sus arterias cerebrales estaban en pésimo estado, pues anteriormente había sufrido varios infartos cerebrales.
El 30 de diciembre de 1920 Lenin, durante una sesión del grupo parlamentario del VIII Congreso de los Soviets, había dicho: “Es una desgracia pero estoy enfermo. No puedo decirles nada más”. Y desde entonces pasaba más tiempo en Gorki, lugar que estaba situado a 35 kilómetros al sudeste de Moscú, que en su despacho en el Kremlin. Los médicos pensaban que el debilitamiento físico y sus constantes dolores de cabeza eran consecuencia del estrés de los últimos años y de las graves heridas sufridas por el atentado, por parte de Fanny Kaplán, del 30 de agosto de 1918, donde fue alcanzado por tres disparos con balas envenenadas al salir de la fábrica Michelson.
En 1922, V. I. Lenin había sufrido dos ictus: el primero, el 25 de marzo de 1922, le causo la pérdida del habla durante unas semanas; y el segundo el 15 de diciembre de 1922, cuando sufrió un derrame cerebral que le hizo perder la movilidad de la pierna y el brazo derechos, siendo muy recordadas las fotos del líder de la revolución en una silla de ruedas y con un aspecto enfermizo. Después tuvo una leve recuperación que le permitió escribir varios artículos sobre economía y la administración del Estado soviético, así como su famosa carta al Congreso.
El 9 de marzo de 1923, la salud de Lenin padeció otro golpe severo cuando sufrió un tercer infarto cerebral, que le privó de su capacidad de hablar totalmente y de concluir su labor política. El 15 de mayo fue trasladado desde la Sede del Gobierno soviético del Kremlin hacia Gorki, donde tras ocho meses y con tan sólo 53 años de edad fallecía tras una agonía “muy penosa pues la parálisis de los centros nerviosos atacó a los órganos respiratorios” que se prolongó hasta las 6:50 horas de la mañana del 21 de enero de 1924.
Por la noche se reunió el Pleno del Comité Central del Partido, y dirigió un llamamiento al pueblo soviético:
” Ha muerto el hombre bajo cuya dirección combativa de nuestro partido, en vuelto en el humo de la pólvora, enarboló con mano recia la bandera roja de octubre en todo el país, barrió la resistencia de los enemigos y consolidó firmemente el dominio de los trabajadores en la Rusia zarista. Ha muerto el fundador de la Internacional Comunista (…) el amor y el orgullo del proletariado internacional, la bandera del Oriente oprimido, el dirigente de la clase obrera rusa.”
La dolorosa noticia pronto se extendió por el país y por todo el mundo. Al día siguiente, el 22 de enero Mijaíl Kalinin, presidente del Comité Ejecutivo Central, lo anunció solemnemente a los delegados al IX Congreso de los Soviets de toda Rusia.
El cadáver de Lenin fue colocado en un ataúd cubierto por una bandera roja y trasladado dos día después a Moscú, donde fue expuesto al pueblo en la Sala de las Columnas de la Casa de los Sindicatos mientras se construía su primer mausoleo. Por espacio de cuatro días, y a pesar de las rigurosas heladas con muy bajas y crudas temperaturas de hasta menos 30 grados, más de un millón de personas -centenares de miles de obreros y campesinos, soldados rojos y empleados, delegaciones de trabajadores de todos los confines de la extensa Unión Soviética- pasaron, día y noche, por la Sala de Columnas para rendir el último homenaje y adiós al gran Lenin.
El 26 de enero de 1924 se celebró, en el Teatro Bolshoi, una sesión extraordinaria del II Congreso de los Soviets de la URSS dedicado a su memoria. En el Congreso hablaron su esposa N. Kruspskaya, así como J. Stalin, Clara Zetkin y N. Narimanov. En nombre de la fábrica “Krasni Putílovets” habló A. Serguéev; de los campesinos sin partido, A. Krayushkin; del Ejército Rojo, K. Voroshílov; de la juventud, P. Smorodin; y de los hombres de ciencia, el académico S. Odenburg.
El pueblo soviético se despidió de su guía lleno de profundo dolor. El proletariado suspendió todos los trabajos durante 5 minutos. Se detuvieron los automóviles y los trenes, se interrumpió el trabajo en las fábricas y de ese modo solemne los trabajadores del mundo entero se despidieron de Vladimir Ilich Uliánov.
Lenin, desde su perseverancia e inquebrantable voluntad, dejó como legado un cuerpo de ideas revolucionarias que no han perdido vigencia sino que por el contrario se ratifican hay ante la profunda crisis del capitalismo internacional.
Líder de la clase obrera rusa e internacional, continuador de la obra de Karl Marx y Friedrich Engels, fundador del Partido Comunista de la Unión Soviética y del Estado soviético. Desempeñó un papel relevante en la elaboración de la teoría marxista aplicada a la situación histórica de Rusia, teniendo en cuenta las condiciones del país, y en la dirección del movimiento revolucionario internacional de la clase obrera y de todos los trabajadores y trabajadoras. Enriqueció el marxismo, desde su sólida formación marxista, dándole sentido a lo que en la teoría revolucionaria se conoce como marxismo-leninismo, el instrumento capaz de llevar adelante el derrocamiento de la burguesía y la instauración de la dictadura del proletariado y tuvo grandes aportaciones al desarrollo de la economía política marxista.
” (…) Lenin es de esos casos humanos realmente excepcionales. La simple lectura de su vida, de su historia y de su obra, el análisis más objetivo de la forma en que se desenvolvió su pensamiento y su actividad a lo largo de su vida, lo hacen en realidad ante los ojos de todos los humanos un hombre verdaderamente -repito- excepcional.
Tuvo un maestro, que fue el fundador del marxismo. Dos maestros, sería mejor expresar: Carlos Marx y Federico Engels.
Nadie como él, fue capaz de interpretar toda la profundidad y toda la esencia y todo el valor de la teoría marxista. Nadie como él fue capaz de interpretar esa teoría y llevarla adelante hasta sus últimas consecuencias. Nadie como él, fue capaz de desarrollarla y de enriquecerla en la forma que él lo hizo.
Cuando Lenin era apenas un niño, ya figuraban en la historia de las doctrinas revolucionarias y en la historia del marxismo una serie de lumbreras filosóficas y políticas, una serie de famosísimos intérpretes de las doctrinas de Marx; cuando prácticamente nadie había oído mencionar el nombre de Lenin. Muchas de aquellas lumbreras que de una manera o de otra trataron de explicar, divulgar, desarrollar y aplicar las teoría de Marx, a lo largo de los años fueron opacadas por la figura y por la personalidad de Lenin en forma casi absoluta.
Porque Lenin fue desde el primer instante no sólo un teórico de la política, un filósofo de la política, sino un hombre de acción, un hombre de práctica revolucionaria constante e incesante, y a el correspondió desarrollar aquella doctrina y aplicar aquella doctrina en condiciones tan difíciles, que resulta raramente imposible imaginársela en las situaciones peores. (…)”
(Extracto del discurso pronunciado por Fidel Castro Ruz, en la solemne conmemoración del Centenario del natalicio de Lenin, efectuada en el teatro “Chaplin” de La Habana, el 22 de abril de 1970).

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